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Fent i desfent | Los botellones de jóvenes en la Part Forana

Fent | Pues que bajen los precios de las consumiciones 

Alguna vez en esta vida todos hemos sido jóvenes. El salir con los amigos, el ir de fiesta, a la discoteca o simplemente para tomar algo forma parte de nuestra manera de ser, más aún para los que somos mediterráneos. Quien diga lo contrario será de otro planeta. Después de tantos meses de confinamientos, toques de queda y medidas restrictivas creo que entra dentro de la lógica que los jóvenes busquen el menor resquicio para montarse la fiesta. Y los botellones, nos gusten o no, son parte de ella. Si hay botellones es porque los jóvenes no tienen otra alternativa. Recuerdo que cuando era más al·lot (que ahora) los viernes recibía una paguita que ahora equivaldría a unos 20 euros y con ese dinero nos daba para ir a comer una pizza al Port, tomar la cervecita o el combinado de rigor en el Saint Tropez o el Altamar y todavía nos quedaba dinero para la gasolina del Vespino de toda la semana. El problema es que hoy en día con 20 euros no vas a ningún sitio. Si no queremos botellones, a lo mejor convendría bajar los precios abusivos para que los jóvenes puedan ir al bar.

Desfent | Un poco de sentido común, por favor

 Hoy no estamos en sintonía, Joan. ¿Se avecina temporal? Lo siento mucho pero al ver tantos botellones desde el minuto uno del fin del toque de queda, solo se me ocurre pensar que la gente es gilipollas. És curta, dit en bon mallorquí. No creo que sea de otro planeta si pido que impere un poc de seny. Puedo entender que ha sido duro para los jóvenes, pero también para los niños, los mayores y, quieras que no, para todos. ¿Y? Nos hemos adaptado. No ha quedado otra. Pero lo que no me cuadra es que después de meses y meses de restricciones, no se haya aprendido la lección y al minuto uno de quitar el toque de queda se formen aglomeraciones y botellones como si aquí no hubiera pasado nada. La cruda realidad es que me importa un pepino si se contagian, va suyo, lo que no puedo tolerar es que por la estupidez de unos cuantos que no tienen dos dedos de frente, nos tengamos que comer nuevas restricciones en cuestión de semanas y, aquí, sí que no lo sacamos. Nos guste o no, vivimos del turismo. Tal vez el error haya sido restringir, restringir y restringir. Así que no toda la culpa es de los jóvenes, un poc de sentit comú a las autoridades tampoco habría ido nada mal.

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