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Aina Ferrero Horrach: «Museu y Jardí han sido dos hermanos enfrentados que se reconcilian»

«A pesar de las diferencias, entienden que es el camino más natural a seguir»

Aina Ferrero Horrach, en la institución ‘sollerica’. JOAN MORA

La Fundació Jardí Botànic de Sóller-Museu Balear de Ciències Naturals descorcha este 2021 envuelto de novedades. Este mes de enero ha estrenado nueva directora directora gerente: Aina Ferrero Horrach, crítica de arte de este periódico y también directora del Museu del Calçat i la Indústria d’Inca. Dos «retos diferentes y complementarios» que compaginará al tratarse de dos trabajos a media jornada. Sustituye a Josep Lluís Gradaille, que ha estado al frente de la institución durante 35 años. Este sábado, también, Museu y Jardí han reabierto sus puertas al público tras diez meses cerrados debido a la covid-19. Además, por primera vez, abrirán en domingo. Otro cambio será su nombre. Y es que las entidades unificarán su nombre para una mejor identificación conjunta. Así, Aina Ferrero Horrach encara este nuevo reto con el objetivo de «trabajar en armonía y que cada integrante de este equipo pueda desarrollar al máximo sus inquietudes» porque «la fundación tiene muchísimo potencial, podremos hacer un gran trabajo para convertir este museo-jardín botánico en un lugar de visita obligada».

Coge la gerencia con un objetivo claro: conseguir que tanto el Jardí Botànic como el Museu de Ciències Naturals vayan de la mano. ¿Qué pasos deben darse para hacerlo realidad?

Creo que hay que trabajar en varios aspectos que pasan por una planificación conjunta y el establecimiento de objetivos y necesidades comunes. Otro aspecto fundamental es el de trabajar para la unificación de lo que hasta ahora han sido dos equipos de trabajo diferentes. Es necesario comprender bien la historia de la entidad para poder empatizar con las diferentes sensibilidades existentes. Hay que tener en cuenta que el capital humano es fundamental porque al final, son personas las que van a materializar los proyectos. En este sentido, es importante hacer un trabajo de fortalecimiento de nuevo grupo, creando buena sintonía y un clima propicio. He de decir que todo el personal está por la labor de que esto suceda y la predisposición es muy buena.

¿Cómo casan plantas y fósiles para que vayan de la mano?

El Museu y el Jardí tienen una historia común que los liga desde hace 35 años. De hecho, el Jardí Botànic de Sóller surgió como una parte del departamento de botánica del Museu Balear de Ciències Naturals en 1986. Es cierto que durante muchos años fueron tomando caminos por separado hasta el punto de funcionar como instituciones independientes a pesar de compartir el mismo espacio. Si se me permite la metáfora y la simplificación, han sido como dos hermanos enfrentados durante muchos años y que ahora, con la creación este verano de una fundación que los engloba en una sola entidad, se reconcilian porque, a pesar de las diferencias, en el fondo nunca han dejado de quererse y entienden que es el camino más natural a seguir. La idea es que Museu y Jardí ahora vuelvan a sus orígenes, que regresen a su esencia y que aúnen fuerzas para hacer crecer un proyecto común de conservación, investigación y divulgación de las ciencias naturales vinculadas a Balears.

¿Qué aspectos quiere mejorar de la entidad?

Es justo decir que tanto Museu como Jardí Botànic han funcionado correctamente por separado. Quiero aprovechar la ocasión para reconocer públicamente la labor del anterior gerente de la antigua Fundació Jardí Botànic de Sóller, Josep Lluís Gradaille. Es innegable que su trabajo y su dedicación han convertido al Jardí Botànic de Sóller en una referencia en el Mediterráneo. También la directora del museo, Carol Constantino, y la conservadora del Jardí, Magdalena Vicens, han llevado a cabo un gran trabajo. El reto es optimizar el gran potencial que tienen las dos secciones para que juntas completen un proyecto común que las permita crecer a todos los niveles.

Trabajará para la profesionalización de la institución. ¿Por qué es clave?

Es una herramienta para valorar más el patrimonio custodiado. Los trabajos vinculados al patrimonio, del tipo que sea, deben funcionar con el mismo rigor que los de cualquier otro ámbito. Cuanto más profesional sea el funcionamiento de la entidad, mejores resultados obtendremos y podremos aspirar a que la Fundació Jardí Botànic de Sóller-Museu Balear de Ciències Naturals [a la que estamos en proceso de buscar un nombre comercial más corto y atractivo], se convierta en un centro vivo de conservación, investigación, educación y divulgación del patrimonio natural. Que locales y foráneos se puedan sentir atraídos por lo que la fundación les ofrece.

Empieza a dirigir la entidad con la misión de que la institución tenga más recursos económicos, ¿qué tiene en mente para lograrlo?

Continuar con la diversificación de los recursos. Hay que intentar fomentar los ingresos propios y para ello, hemos decidido, entre otras cosas, abrir por primera vez también los domingos. En unos momentos en los que el ocio está tan limitado por la difícil situación de la pandemia, la visita a la fundación, con su hermoso jardín botánico al aire libre, es una buena opción.

¿La investigación continuará siendo clave?

Por supuesto. Una institución de este tipo no se podría entender si perdiera una de sus funciones básicas: la investigación en el ámbito de sus colecciones.

En un escenario marcado por la pandemia y una bajada de visitantes, ¿cómo deben reinventarse los museos?

Los museos y centros patrimoniales siempre tenemos mucho trabajo interno para llevar a cabo que, en tiempos «normales», nos es difícil tratar porque estamos inmersos en programación de actividades, exposiciones o acciones «más visibles». Sin embargo, hay todo un trabajo «detrás de los bastidores», de colecciones, de organización de almacén, de revisión de inventario, de profundización en investigación que, en estos meses en los que muchos museos e instituciones patrimoniales han cerrado, como es el caso de nuestra fundación, se ha aprovechado para abordar y continuar trabajando. Creo que tenemos que ser muy responsables con la situación sanitaria y entender que lo primero es la salud y que ya habrá tiempo para que los museos reabran a plenas facultades recuperando su importantísima actividad y vocación de servicio a la comunidad.

¿Hacia dónde avanza el modelo de museo en la actualidad?

Cada vez se da más importancia a las nuevas tecnologías y van tomando protagonismo los museos virtuales. Sin quitarles relevancia ni negar su necesidad, yo abogo por no perder las raíces de los museos en su misión de acercamiento al público y contacto con la comunidad. Para ello no se puede perder la presencialidad, lo humano, las relaciones interpersonales y el placer incluso de tocar algo más que una pantalla.

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