De cara a la galería, la jornada de hoy en Inca será como un Dijous normal, sin el apelativo de Bo. El mercado semanal de los jueves será fiel a su cita, pero estará desprovisto del potencial de la llamada Fira de fires. No habrá ni recepción de autoridades, ni miles de personas en la calle ni ninguno de los numerosos actos tradicionales que caracterizan a la feria otoñal más importante de la isla. Este año, los inquers celebrarán el Dijous Bo en familia, sin artificios, porque para muchos de ellos es un sentimiento que nada, ni siquiera el coronavirus, alterará.

Lo que sí alterará será el bolsillo de los comerciantes, resignados a perder una de las cajas más importantes del año. De hecho, según explica Pep Nicolau, presidente de la asociación de comerciantes del centro de Inca, las tres ferias previas, el Dijous Bo y la campaña de Navidad «suponen el 60 por ciento de la facturación anual» para muchos empresarios, aunque todos ellos «son conscientes de la situación».

El interior del celler de Can Ripoll, con el aforo completo.

El sector que mejor resistirá la cancelación del Dijous Bo y su revetlla es el de la restauración, ya que muchos cellers y restaurantes tenían ayer lleno en sus establecimientos, teniendo en cuenta la reducción del aforo en un 50%. Y es que los inquers son fieles a la tradición de comer fuera sobre todo el Dimecres Bo, la jornada en la que suelen pasear por la feria ya montada para evitar las aglomeraciones que provocan los miles de visitantes al día siguiente.

Ayer no hubo tardeos ni marcha nocturna. Numerosos agentes policiales paseaban por las calles del centro para vigilar que no se produjeran concentraciones espontáneas de gente nostálgica de la revetlla más esperada del año en la capital del Raiguer.

Toda esta situación provoca una lógica «desilusión» en el sector comercial, según apunta Nicolau, que a pesar de todo tiene sus esperanzas puestas en la campaña de Navidad.

En términos similares se expresa Mar Nicolau, de la asociación comercial Activa’t Inca. «El Dijous Bo es un escaparate abierto para dar a conocer las novedades comerciales de la ciudad, y este año nos hemos quedado sin ello; las perspectivas no son buenas», lamenta.

Con el objetivo de paliar parte de las pérdidas comerciales, el ayuntamiento de Inca anunció ayer un plan de apoyo al tejido productivo del municipio que contará con un presupuesto de 600.000 euros para contribuir a la reactivación económica y la recuperación de la actividad comercial y empresarial, muy tocada por la crisis de la covid-19.

La importante cantidad económica anunciada por el Consistorio se destinará a ayudar a los comerciantes, autónomos y empresarios del municipio mediante alguna fórmula que todavía está en fase de estudio.