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Lletra menuda

Lletra menuda | No basta el cementerio para devolver

Dos arqueólogos trabajando en la finca de Salma.

El plan de excavación de fosas en busca de los restos de represaliados de la guerra civil sigue adelante en Mallorca con buen ritmo y ánimo suficiente, pese a las dificultades evidentes. Es así porque hasta ahora se han conseguido, en términos generales, unos resultados satisfactorios que permiten devolver la dignidad y el buen nombre a personas víctimas del odio fratricida y que sus familiares den el reposo deseado a los restos de los allegados.

Pero también queda patente que cada nueva excavación es pura incógnita en su inicio, un eslabón más del grado de dificultad, aún contando con un buen trabajo previo de investigación y documentación. Los represores, conscientes de su barbarie a pesar de aparentar lo contrario, se esmeraron en borrar huellas y pistas de los fusilamientos. Se volverá a comprobar ahora que las excavaciones salen de los cementerios y se instalan en las cunetas de las carreteras y el espacio rural, dos ámbitos que 1936 también fueron testigos mudos de tanta barbarie.

El trabajo en los cementerios no basta por tanto para honrar a los represaliados. Se hace necesario salir al exterior. En el Coll d’Artà se buscan indicios de pozos de cal para dar con los restos de Bartomeu Ginard y otros dos asesinados.

Las informaciones oficiales los sitúan en el cementerio de Manacor, pero los investigadores y la memoria oral en este punto de la actual carretera Ma-15. Hay que intentarlo, la causa lo merece. El último logro de Son Coletes así lo demuestra.

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