La correlación de fuerzas políticas en el Ayuntamiento de Maria de la Salut es peculiar pero no atípica. El gobierno municipal cuenta con mayoría simple relativa y va haciendo hasta donde le dejan. Sin ir más lejos, en la vecina Petra ocurre tres cuartos de lo mismo.
Posiblemente, en tales casos, la tarea responsable de la oposición dispar es esa, dejar hacer y vigilar. Pero algo no explicado de forma suficiente se descuadra ahora en Maria. Las negociaciones del gobierno de El Pi y PSOE para consolidar los presupuestos no logran cimentar los acuerdos alcanzados y la oposición, antagónica entre si, se sitúa en una postura contradictoria al tiempo que se muestra "optimista" sobre el avance de una probable moción de censura.
Con la que está cayendo, son malos tiempos para jugar al escondite y mantener ocultas las cartas de intenciones reales. Si, como parece, pesa más el afán de protagonismo y el ansia de poder que la voluntad nítida de servicio público, mal andamos.
En el peculiar proceso político que atraviesa Maria en estos tiempos difíciles, se han roto varios eslabones y con ello despistado explicaciones que los vecinos tienen derecho a conocer. No eligieron concejales para el mero entretenimiento.
