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Lletra menuda

El éxito es regeneración

La alcaldía no es un regreso para Joan Monjo. Es, simplemente, la recuperación del primer plano del protagonismo para este astuto guadiana de la política preferentemente local y vilera. Monjo nunca se ha ido, ni se irá mientras no haya causa de fuerza mayor que obligue a ello. Acumula tanto detractores como adeptos y dependientes. Él se recrea por igual sobre la servitud de los tres conceptos que le dan vida, cancha y satisfacción política. No aspira a nada. Solo a acotar su tiempo y su territorio, lo cual, bien mirado, no es poco.

Pero para sobrevivir hay que regenerarse y saber adaptarse al momento y a las circunstancias. Monjo lo hace abriendo expectativas de diálogo y consenso con la oposición. Será toda una novedad, una versión desconocida de quien tala su propia rama de El Pi sabedor de que, para Convergència, le sobra la suya.

Tampoco nada es casual o fruto de un subidón de buena voluntad. Si el alcalde a sol y sombra de Santa Margalida integra a miembros de la oposición en comisiones municipales es porque le sobra experiencia para saber que resulta más cómodo parapetarse en ello cuando las cosas vienen mal dadas. Y él mismo advierte de tiempos difíciles en el horizonte con alta demanda de servicios sociales y precariedad laboral, negros nubarrones sin garantía de paraguas suficiente para resguardarse.

Con todo, Monjo no pierde el perfil reivindicativo que le da vida y alas. No le teme a Madrid. No sabe cómo crear puestos de trabajo. Exigirá la liberalización del remanente de caja y permanecerá erguido hasta lograr que la depuradora se haga a gusto municipal.

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