La presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera, junto con una representación política municipal de Lloseta y Binissalem, visitó ayer el nuevo enlace de la autopista de Inca con Lloseta, una obra que ha costado 9,3 millones de euros y que ha sido financiada por el ministerio de Fomento como parte del convenio de carreteras.

“Hacemos realidad una reivindicación que hace más de 30 años que reclamaban los vecinos. Es una infraestructura necesaria y justificada”, manifestó Cladera, quien recordó que el enlace dará una salida directa a los residentes en Lloseta y, al mismo tiempo, reducirá el tráfico de vehículos que, hasta ahora, se generaba en el núcleo urbano de Binissalem. Durante la visita institucional, se produjo una protesta ecologista convocada por la plataforma Reviure Tofla, que considera que esta infraestructura es “innecesaria”.

“Había otras alternativas de menos impacto ambiental (especialmente después del cierre de la cementera), con un coste económico menor y más adecuadas a las necesidades de una zona tan próxima a la Serra de Tramuntana", arguyó este colectivo.

Beneficios empresariales

La plataforma sostuvo que este enlace “se ha hecho para beneficiar claramente a las empresas privadas como Cemex”, que tiene su sede en Lloseta. Este colectivo alertó también de que el enlace “facilitará la destrucción de la Serra de Bellveure” si se permite que fructifique el nuevo proyecto de la planta de tratamientos de áridos de esta empresa, con la extracción de miles de toneladas de áridos de la cantera de Can Negret, en el municipio de Alaró.

Acceso directo a Sencelles

La nueva infraestructura ha supuesto la ejecución de un enlace a diferente nivel sobre la Ma-13, con un paso superior y dos rotondas en cada lado. Según informó la institución insular, la que está situada en el lado norte se ubica en la antigua intersección entre la carretera vieja de Inca y la de Lloseta, mientras que la rotonda sur conecta con una carretera local que también facilita el acceso directo a Sencelles. Además, el enlace viario va acompañado de la creación de un eje cívico Lloseta-Binissalem, que permite que los vecinos de estos dos pueblos puedan ir andando o en bicicleta entre ambas localidades.

El proyecto, enfatizó el Consell, ha conservado dos antiguos elementos viarios. Uno de ellos es una llegua mallorquina, una columna de piedra tallada que marcaba los kilómetros de la antigua carretera.

Por otro lado, también se ha integrado en el paseo un pozo árabe. El plan ha incluido igualmente una balsa para retener el agua de lluvia.