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Voluntariado

'Una veu amiga per Porreres', el valor de la escucha activa

El Ayuntamiento ha puesto en marcha un servicio telefónico para reducir la ansiedad generada por el confinamiento en las personas mayores

Agnès Vanrell atiende una llamada telefónica del servicio 'Una veu amiga'. a.v.

Escucha activa para reducir la ansiedad generada por estas semanas de confinamiento debido a la crisis sanitaria del coronavirus. Con esta idea, el ayuntamiento ha impulsado la iniciativa Una veu amiga per Porreres. Agnès Vanrell y Pep Nula son dos de los voluntarios seleccionados para atender, escuchar y ayudar a aquellas personas que en momentos de agustia, tristeza, preocupación o soledad llamen al 673 844 315.

La iniciativa porrerenca se basa en la probada eficacia de los beneficios terapéuticos que comporta la escucha activa para poder expresar los sentimientos, hablar y sentirse escuchado y así encontrar vías de solución a conflictos o simplemente reducir el nivel de ansiedad, potenciando la capacidad de buscar y encontrar el camino para resolver sus conflictos. El perfil de voluntarios, explica la alcaldesa Xisca Mora, son docentes, psicólogos, pedagogos o personal de la administración pública. Agnès Vanrell decidió apuntarse porque "era una de las cosas que se me habían pasado por la cabeza en las primeras semanas de confinamiento. Por las mañanas teletrabajo pero tengo disponibilidad por las tardes y este servicio se ofrece de 15 a 22 horas", relata Vanrell que añade que a partir de las 22 horas se puede dejar un mensaje en el buzón de voz.

Fue a través de Twitter que Pep Nula descubrió la iniciativa. "Vi en un tweet de la alcaldesa que buscaban voluntarios. Soy educador social y era una manera de ayudar. Básicamente Una veu amiga es lo mismo que hago en mi trabajo. Tengo personas con discapacidad y mi trabajo consiste en llamarlas o hacer videollamadas", relata.

Agnès Vanrell explica que el primer día consistió en hacer una ronda de llamadas a los usuarios asignados. "Mi percepción es que están muy agradecidos y contentos porque hay alguien que piensa en ellos", confiesa. Las conversaciones son de lo más diversas. No hay un tema establecido. "Depende de hacia donde te lleve la charla. Una usuaria me conoció y me contó anécdotas de mi infancia; otra persona te cuenta que tiene una dolencia física por una operación y tiene miedo de no poder ir a rehabilitación y hay otras que rompen a llorar porque se sienten deprimidas. Depende de las necesidades de cada usuario y algunas veces solo te limitas a escuchar". Otra función de Una veu amiga es enviar a servicios sociales del Ayuntamiento las necesidades de los usuarios: ir a la farmacia, hacer la compra... En este caso, los voluntarios envían un correo electrónico a servicios sociales que pone en marcha las peticiones de los usuarios.

Combatir la angustia

"A la mayoría de los usuarios les ayuda saber que hay alguien que no es vecino ni familiar que esté pendiente de sus necesidades", reconoce Agnès Vanrell. "Una persona me confesó que le iba muy bien mi llamada porque por la tarde era justo cuando se angustiaba más al llevar tantas horas sola y le iba bien saber que le llamarían y podría hablar un rato. Precisamente este es el objetivo de Una veu amiga. A los volutarios nos queda una sensación de que hemos podido aportar nuestro granito de arena y ser solidarios. Estas llamadas te llenan porque te agradecen el servicio", reconoce Vanrell, que asegura que la crisis sanitaria ha despertado el espíritu solidario. Su duda es saber si esta solidaridad continuará una vez finalizada la crisis sanitaria. "Es perfecamente viable continuarla pero la realidad es que si no se crea una necesidad, a veces nos olvidamos de ser solidarios", reconoce. De momento, esta voz amiga porrerenca está cada tarde y noche al otro lado del teléfono.

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