Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lletra menuda

Entre la idoneidad y la dimensión

Aunque sea en 14 porciones y en un municipio tan extenso como Llucmajor, resulta prácticamente imposible montar millón y medio de metros cuadrados de placas solares y no dejar huella física y estética, incluso si es con paneles desmontables y en terrenos baldíos.

Se vuelve a reproducir un serial ya conocido en Mallorca: se proyectan grandes parques fotovoltaicos, la comisión de Medio Ambiente queda entre la espada y la pared, hay protesta social y ecologista. Todo queda en entredicho y al final es muy probable que algunas de estas iniciativas no lleguen a plasmarse en realidad. Por lo menos así ha ocurrido hasta ahora, en lugares como Selva, la Serra de Tramontana y algunos puntos del Pla.

Sin embargo, la energía fotovoltaica es altamente recomendable en un lugar de las condiciones de Mallorca. Este punto no está en discusión en una isla que, según estimaciones del Govern, necesitaría cubrir el cinco por ciento de su territorio de estas instalaciones para atender la integridad de su consumo energético.

Todo se mueve, por tanto, entre la idoneidad y la dimensión. La carencia de un proceso normativo específico que localice los lugares adecuados y establezca criterios sociales y ambientales ha propiciado la situación actual de deriva.

No basta el mero aprovechamiento de terrenos abandonados en los que los paneles cobijan el pasto de las ovejas. El criterio debe ser más riguroso, respetar la reutilización agrícola y ganadera y no descartar algunas propuestas ecologistas como las de las antiguas canteras o los vertederos cerrados. Los parques fotovoltaicos necesitan buena regularización, no el chispazo de la polémica constante.

Compartir el artículo

stats