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Bianor, el precursor de la botánica balear

La congregación religiosa estuvo en el valle entre 1904 y 1938

Una vista general del Jardí Botànic de Sóller. En el recuadro, un retrato del hermano Bianor. j. mora

El historiador Josep Morell ha iniciado la labor de búsqueda de datos para elaborar un libro que recogerá la historia del paso de los frailes de La Salle en Sóller, los conocidos como frailes del babero. La presencia de la congregación religiosa en Sóller se circunscribe al periodo 1904-1938, cuando definitivamente abandonó del valle.

Morell ha viajado hasta Roma donde está la sede del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, también conocidos como hermanos de La Salle, donde ha consultado los archivos de la congregación. En la sede romana se guarda la documentación relativa a la casa que esta congregación tuvo en Sóller.

La congregación religiosa llegó a Sóller en 1904 y se instaló en el Convento de los Sagrados Corazones. Unos años más tarde, La Salle abandonó el Convent y se mudó a un edificio de la calle de Joan Marqués Arbona. Según las investigaciones de Morell, posiblemente se instaló en el inmueble que hasta hace unos pocos acogió el cuartel de la Guardia Civil. Finalmente, se mudó hasta el casa de Cal Bisbe donde permaneció hasta su partida de Sóller en 1938, en plena Guerra Civil.

Faceta didáctica

Durante su paso por Sóller, los frailes de La Salle se dedicaron a la enseñanza. En la memoria colectiva de los más mayores aún se recuerda el paso de alumnos por la escuela que hoy ocupa el hotel de Cal Bisbe. La huella de los frailes de la Salle ha sido muy importante no sólo para la historia de Sóller, sino por el trabajo que realizó uno de sus religiosos, el cual ha sido reconocido a nivel internacional. Marie Emile Fiequegnon, que adoptó el nombre de hermano Bianor, que en Sóller conserva una calle dedicada a su persona, fue conocido también como el ‘botánico de Sóller’, ya que gracias a él se conocieron muchas especies vegetales de la comarca, de las Islas y, incluso, de los países que forman la cuenca del Mediterráneo.

El hermano Bianor entendía la botánica como parte de su apostolado. Sin embargo, sus recolecciones y herbarios supusieron mucho más de lo que nunca imaginó. Sus primeros días en la Serra sirvieron para reavivar su interés por el estudio de las plantas. Paseaba armado de un azadón, un saco y carpetas para herborizar. Para el religioso, su dedicación a la botánica tenía un significado mayor. Con motivo de los 50 años de su muerte, en 1969 el ‘Boletín de Historia Natural’ le dedicó un extenso artículo en el que se recogió toda la faceta científica, se hizo un repaso a su biografía y elevó casi a la altura de los altares el legado sobre botánica balear que dejó. Marie Emile Fiequegnon nació en el pueblo de Puxieux, en 1859. Expulsado de Francia, como otros miles de religiosos por la ley de Combes, recibió una generosa hospitalidad en Mallorca en 1904, donde murió en 1920. El hermano fue pronto conocido en Mallorca por su labor científica. Su estudio sobre la flora balear contribuyó en gran medida a poner en valor la aportación de Francisco Barceló Combis y sirvió de consulta a numerosos botánicos nacionales y extranjeros, de forma que el nombre del religioso, como escribió su primer biógrafo, “quedará vinculado a la flora balear como el de un herborista laborioso y de un investigador clarividente”.

Exposición internacional

Su pasión por el estudio nació y creció con él. Conquistó a pulso todos los títulos académicos que entonces se exigían en Francia a los docentes. Cuando cumplió los 20 años participó en un herbario de la ‘Flora Campenoise’ en la Exposición Internacional de 1879 de Londres, lo que le valió numerosas relaciones con centros especialistas extranjeros. Los primeros pasos en el mundo de la enseñanza los dio en Francia y más tarde en Argelia, donde inició sus contactos con la flora mediterránea.

Motivos de salud aconsejaron su regreso a Francia y en 1904 la persecución religiosa le da ocasión de ser uno de los fundadores del Colegio de Santa María de Sóller (La Salle). Este rincón de la Serra fue el lugar predilecto de su labor investigadora sobre la flora balear, que luego extendió a gran parte de las Balears.

Plantas medicinales

Tres herbarios que aún se pueden consultar en Palma, el Pont d’Inca y Paterna (Valencia), dan fe de su ingente labor. Tanto en Sóller como en el Pont d’Inca, con el fin de observar mejor las plantas raras, destinaba un rincón su huerto en un vivero. También solía cultivar algunas plantas medicinales.

En 1910 participó en la Exposición de Productos de Balears con su colección de ‘Plantas de Sóller’ que le mereció un premio de honor. Desde entonces muchos botánicos se interesaron por sus investigaciones y desde Sóller salían periódicamente cientos de plantas con destino a una veintena de centros botánicos internacionales. En su rincón del valle recibió la visita de hombres ilustres como el rey Eduardo de Inglaterra, el Padre Navas (famoso entomólogo), Hernan Knoche o el archiduque Luis Salvador de Austria.

Cuando más parecía prometer, entregado de lleno al estudio de la flora balear y decidido a publicar sus trabajos, le sorprendió la muerte el 17 de julio de 1920 en el Pont d’Inca. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Marratxí. Cientos de nuevas plantas, preparadas y etiquetadas, que se encontraban en la estancia del fallecido fueron víctimas de las llamas por la creencia de que su enfermedad, la tuberculosis, era infecciosa.

Su legado: Tres herbolarios y artículos científicos

No cabe duda que la obra maestra del hermano Bianor son los tres herbarios que creó a lo largo de su estancia en Balears. Es curioso que sólo en los últimos años de su vida se dedicara a publicar en las revistas científicas los resultados de sus investigaciones, lo que hizo para satisfacer las reiteradas peticiones de amigos y corresponsales.

Para profundizar en el trabajo y el legado del hermano Bianor en la botánica, los autores Sebastián Rubí y Teodoro Malagarriga publicaron en 1970 un libro que llevó por título ‘Hermano Bianor, educador y botánico en Baleares’ en honor a su labor por la ciencia, la botánica y Balears.

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