El balconing, que tiene uno de sus focos más graves y preocupantes en Magaluf, es una lacra que desde hace tiempo destroza vidas, produce desasosiego social y lesiona la imagen turística de una Mallorca que no puede asumir ya más excesos de resaca irreversible.
¿Por qué tantos jóvenes abandonan en un momento determinado su cuerpo por el balcón de un hotel o apartamento turístico? ¿Es solo efecto de la borrachera? Resulta peligroso y contraproducente generalizar ante hechos tan graves, pero parece evidente que la irresponsabilidad, la falta de conciencia del peligro y la nociva alianza con el alcohol tienen mucho que ver con estos desgraciados accidentes reincidentes.
En esta página se informa sobre los cuestionamientos que plantea la Justicia del Reino Unido para saber si la baja altura de un muro fue determinante, en junio de 2018, en el fallecimiento de Tom Hughes, un joven galés de 20 años. Hay otros casos semejantes denunciados. Su esclarecimiento contribuirá a proteger los derechos de los allegados a los fallecidos y puede contribuir a desmenuzar informaciones útiles para realizar labores de corrección y prevención futura.
Hay que diseccionar al balconing en toda su profundidad. Saber por qué pasa y cómo erradicarlo. No se alcanza ninguna aportación de signo positivo con él.
Las medidas a desarrollar deben mirar más allá del círculo inmediato del precipicio como escenario del siniestro. Es necesario que contemplen el entorno de un turismo de juerga descontrolada, inconsciencias y borracheras. Por eso es importante la labor preventiva y seguir haciendo incidencia en estos esfuerzos de Calvià por adecentar su imagen turística.
