Un instituto comarcal no es una isla docente, pero la gestión que se hace en algunos de ellos se empeña en complicar su acceso físico, práctico y por supuesto, imprescindible.
La propia Administración admite que, por lo que respecta al centro educativo de Sineu, no "se reconoce la singularidad de la movilidad" de la comarca. Es decir, el alto déficit de transporte público. Entre tanta carencia se llega al esperpento de que los alumnos de Lloret, que tienen el instituto en su horizonte visual, deban ir en bus a Palma y después en tren a Sineu para llegar a clase. La verdad, antes de tolerar tal extravagancia, el conseller de Educación debería haberles mandado su coche oficial, aún a pesar de que su departamento no tiene la obligación de facilitar el acceso a los bachilleres.
La reunión de ayer fue un encuentro de buenas intenciones que a lo sumo sirvió para reconocer la realidad y plantear hipotéticas soluciones que, de llegar a plasmarse, irán con cargo a los ayuntamientos y a los padres. Será así porque el Pla sigue siendo el pariente pobre, silencioso y menos poblado de Mallorca. Es el hijo distante de la Administración.
