Camí de 50 anys, un mural de Inca que mezcla la pintura y la escultura realizado en 2015 por el artista Manuel Bozada está siendo restaurado desde hace una semana. La obra fue encargada en 2014 por el consistorio inquense para dignificar el paso subterráneo peatonal existente entra la avenida del Tren y la calle Estación, que conecta ambas calles bajo la línea férrea. El lugar era propicio anteriormente para las pintadas indiscriminadas pero el mural de Bozada le dio un aire artístico al lugar, que estando muy próximo a la estación del tren y a algunas fábricas suele ser objetivo de las cámaras fotográficas de muchos turistas.
Bozada está efectuando estos días la restauración de su propia obra, pero de forma casi altruista. Sólo percibirá 1.800 euros por restaurar una obra que ocupa 24,7 metros de longitud y cuatro metros de altura porque además de la pared lateral también ocupa parte del techo.
Deterioro
El mural se encontraba ya en un estado de deterioro evidente, por una parte, por defectos del elucido propio de la obra del túnel y, por otra, por las agresiones sufridas por gamberradas.
Bozada explica que "parte de la obra que ocupa también parte del techo se desprendió porque el enlucido no tenía consistencia. Ahora, en la restauración lo he repicado y he colocado un nuevo enlucido con una malla interior que le da consistencia".
El mural padeció agresiones como pintadas o golpes en algunas figuras. Cabe explicar que Bozada lo concibió para que, de una forma muy didáctica a la par que gráfica, explicara como era la vida de Inca en los años 60 y a principios de los 70. Así las figuras: niños jugando, ancianos hablando en un banco público, un soldado y una joven paseando, los policías municipales, la pareja de la Guardia Civil, los jugadores del Constància etc, fueron modeladas siguiendo el estilo de las imágenes de las famosas cartillas escolares conocidas como 'amiguitos'.
Despedida
Este será probablemente el último trabajo que lleve a cabo Manuel Bozada en Mallorca puesto que él mismo apunta que tiene previsto marcharse en breve hacia Benidorm, donde proseguirá su carrera.
Bozada sostiene: "Con el trabajo no voy a ganar nada sólo quiero que quede bien para que el pueblo me recuerde porque yo siempre llevaré a Inca en mi corazón. No siempre he sido comprendido, pero eso forma parte de los avatares de la vida. Ahora cuando estoy trabajando cada día en el mural y veo como se acercan cientos de turistas a fotografiarlo y muchos vecinos a felicitarme siento que una parte de mí se quedará aquí y una gran parte de la ciudad vendrá conmigo, en mi corazón. Quiero dejar un regalo a la ciudad".
