El actual alcalde de Santa Margalida, Joan Monjo tiene una cosa más por explicar y justificar. Debe aclarar porqué, cuando era delegado de Can Picafort, decantó la explotación del mini-tren turístico a Carrilets Turístics de Catalunya, S. L. Los técnicos municipales no han podido argumentarlo con solvencia y de la sentencia del juzgado, que debería hacer ruborizar a quienes están aludidos en ella, se desprende que se utilizó cualquier criterio excepto la equidad, la proporción y la igualdad de oportunidades. La subjetividad inclinó la balanza hacia el lugar deseado. La resolución judicial no deja lugar a dudas en este sentido.
Lo ocurrido con el mini-tren de Can Picafort sobrepasa el accidente administrativo o la problemática menor. Vistas las características que condicionan la política municipal de Santa Margalida en los últimos tiempos, puede ser un detonante más de irregularidades superiores, todo ello dicho sea sin querer restar importancia a los derechos de un empresario a los que los tribunales dan la razón y que fue marginado del trato igualitario. Una concesión del mini-tren no debía causar estos problemas. Quedan explicaciones pendientes.
