Can Picafort no puede evacuar ni transformar sus aguas residuales. Su depuradora es claramente insuficiente. El ayuntamiento se decanta por ampliarla pero el Govern reniega de expansiones de este tipo al lado de s'Albufera y opta por otra nueva con un controvertido emisario de aguas depuradas en Son Bauló. La sociedad estatal de aguas ya ha pedido colaboración a Santa Margalida para redactar el proyecto y afrontar las expropiaciones. Es muy dudoso que la haya porque el alcalde Monjo ha actualizado su beligerancia con el cambio y en base al argumento de la insostenibilidad de la segunda depuradora en ciernes.
Es un viejo conflicto entre administraciones y preferencias de valoración ecológica o explotación turística. Nada nuevo, solo el agravante del paso del tiempo sin solución y una incapacidad de entendimiento a punto de ponerse al nivel de la depuradora obsoleta en cuanto a pestilencia insoportable. También por lo que se refiere a la contaminación de la gestión pública.
En consecuencia, está claro que queda pendiente el trámite previo y urgente de depurar consensos y necesidades de ubicación y riesgos.
