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Cuando el techo ya no da cobijo

La proporción del vuelco dado por la vivienda en Balears, durante los últimos años, le hace entrar en conflicto con su propia definición. Hoy, en estas islas, la casa ya no estabiliza el cobijo residencial, te soporta como propietario si no le queda más remedio o te tolera como inquilino hasta la ruptura del contrato. Tampoco te abre las puertas del alquiler razonable. Todo se maneja bajo llave de especulación y negocio.

Pollença goza de un carácter urbano reconocido y apreciado por su toque exclusivo y de distinción, un éxito loable que, sin embargo, ahora se vuelve en contra de sus residentes. Pollença ha perdido 1.100 vecinos desde 2009. Sus habitantes se trasladan a lugares próximos más baratos y comunes. Lo constata la analítica encargada por el Ayuntamiento a la UIB, pero esta es solo la punta del iceberg de una problemática más compleja que habla de una presión turística "de las más altas del planeta", la escasez de vivienda de protección social o la concentración excesiva de inmuebles en manos de pocos propietarios particulares y empresas. Un panorama difícil de reconducir.

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