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Una plantación superintensiva y cuidada al detalle

Se ha traído hasta Mallorca tecnología de riego del Sinaí, más resistente a la dureza del agua y las temperaturas

La mayor característica de la producción superintensiva, iniciada en el caso de Son Mesquidassa en 2014, es la de poder sembrar el mayor número posible de olivos, sacrificando parte de la productividad individual de cada uno, pero logrando mayores números y mejor calidad. Algo que debe completarse con una siembra orientada de norte a sur, para que el árbol tenga el mayor número de horas de sol posibles y con unas calidades de riego y poda especiales.

Por lo que respecta al riego, se ha traído hasta Mallorca tecnología testada en el Sinaí, una zona árida del Mediterráneo cuyas características de incidencia de sol y de dureza del agua son similares. El sistema permite además que la presión se autocompense y siempre se mantenga uniforme pese a que haya una incidencia de fugas, por ejemplo. Unido a ello lleva incorporados unos vibradores que lo que hacen es impedir que la cal o arenillas del agua puedan llegar a taponar los conductos automatizados, y controlables desde un teléfono móvil. Actualmente se riega a razón de dos litros de agua a la hora por árbol. Sin embargo el sistema de poda es manual y laborioso para impedir que las máquinas puedan dañar los nuevos brotes.

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