Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lletra menuda

Un atasco de movilidad social

Una cuestión tan trascendental como la movilidad interior de una isla sigue sin resolverse en Mallorca. Es una necesidad trascendente huérfana de gestores. Ni los partidos políticos ni las instituciones han llegado a tomársela en serio, con lo que la problemática no hace más que agravarse mientras el territorio se exprime más y más y la población se incrementa. Antes que en un bache de geografía física estamos inmersos en un gran socavón de geografía humana en el que se ha vertido la inoperancia durante demasiado tiempo.

No se trata solo de determinar si Llucmajor y Campos deben estar enlazados por una autovía que se ha vuelto irreversible desde el momento en que el Consell la ha aprobado por unanimidad y su presidente ya ha firmado el contrato, la cuestión es saber cómo se estabiliza la movilidad en Mallorca y cómo conviven los transportes público y privado en la isla.

Es evidente que el trazado en cuestión es un punto oscuro del tránsito insular y un foco de accidentes. Hay que aliviarlo, pero con un plan de tránsito íntegro todo hubiera sido más sencillo y menos abocado al conflicto social. Es la consecuencia del parche, la improvisación y la actuación solo puntual y localizada.

Porque también resulta preocupante que partidarios y detractores de la autovía deban reunirse en poblaciones distintas para poder manifestar sus convicciones con ciertas garantías. Significa que perdura un atasco de consenso incapaz de abrir vías de fluidez para la pluralidad y el arbitraje de intereses encontrados. Conviene tomárselo con calma porque no se observan rutas alternativas para el diálogo. Mallorca está condenada a entrar en controversia siempre que arranque una excavadora en ella.

Compartir el artículo

stats