Una conductora ebria y drogada, con antecedentes de comportamiento temerario, atropella de forma mortal a una adolescente en sa Ràpita y vuelven a saltar todas las alarmas y la indignación. Sobran motivos para ello porque los accidentes fatales con reflejos anulados por el alcohol y las drogas son una constante ya en esta Mallorca de desinhibición de responsabilidades.
Sin embargo, en el caso concreto de sa Ràpita, la última tragedia ha servido para que vuelvan a cuestionarse las condiciones del carril bici en primera línea y la oportunidad de un paseo marítimo, siempre en proyecto, en el mismo lugar. El asunto tiene muchos matices y condicionantes, inconvenientes y ventajas, como se puede comprobar en las impresiones de los residentes reflejadas en esta misma página.
En cualquier caso ,conviene dejar claro que el problema principal no está en las condiciones, con claras carencias, de la vía, sino en los usos que se hace de ella. Los encuestados no tienen inconveniente en denunciar que en la carretera de primera línea se acostumbra a circular a mayor velocidad de la autorizada y por otro lado, como confirma el último accidente mortal, demasiadas manos temerarias se ponen al volante de los coches. El problema principal, por tanto, no está en la carretera, reside más bien en los usos y abusos que se hacen de ella.
Todo lo dicho no impide, sin embargo, que se adecue mejor el tránsito en bicicleta y coche en la primera línea de sa Rápita, un lugar sensible y privilegiado, con sobrado carácter, pero también un entorno urbano en el que resulta complicado proveer alternativas y desvíos para el paso de vehículos. El objetivo a lograr está en la capacidad de combinar y entender todos estos factores, pero el mayor logró y la mejor seguridad radicará en la responsabilidad y el civismo por parte de los transeúntes de cualquier medio y condición. Ojalá el balcón inigualable de la primera línea de sa Rápita no vuelva a quedar empañado por accidentes mortales que no son fortuitos ni consecuencia de la mera fatalidad.
