Casi todo se rige por modas y tendencias. Por supuesto, también la política que de cada día tiende con mejor ahínco a regirse por parámetros oportunistas de marcado sentido comercial, entendiendo la idea o actuación que se realiza como una mercancía que se vende al ciudadano.
Ha llegado el momento de descolgar a Franco de las galerías de hijos predilectos. Casi se hace con la misma inercia, aunque en sentido inverso, claro, con la que en diciembre de 1936 se le enmarcó con tal honor, adulterado de victoria fratricida y copiando en papel carbón de la época una circular del ayuntamiento de Teruel que en Mallorca se distribuyó desde Cort.
Sineu acaba de llevarse la prima, haciendo bueno el lema de la villa, en eso de desposeer a Franco del título de hijo predilecto. Ahora le sigue Felanitx con un acuerdo unánime semejante, aunque el alcalde Xamena asegura que no hace seguidismo sineuer porque el historiador Ramon Rosselló ya había descubierto la filiación predilecta del dictador en Felanitx. Pues en eso también se asemejan los dos municipios porque en Sineu fue igualmente un investigador quien desempolvó el honor. Da igual, porque aquí interesa poco la clasificación poco honrosa. Importa y preocupa más el comprobar que los ayuntamientos han empaquetado en la anarquía y el descontrol sus galerías de hombres y mujeres reconocidos como ilustres o predilectos sin reparar en que sean realmente merecedores de tal condición. Hay mucho ilustre real en el anonimato y mucho ilustre ficticio resaltado en un marco. Ocurre no solo con la proclamación de personajes, sino también en la nomenclatura de calles y plazas. Conclusión, los honores y distinciones deberían normalizarse de una vez por todas y otorgarse con sosiego y serenidad, lejos de la exaltación o victoria del momento resaltado solo el valor cívico o el servicio prestado.
