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La alubia, el "pan de invierno"

Desde mediados del siglo XIX y hasta finales del siglo XX el cultivo de esta legumbre fue alternándose con el de la patata para complementar la economía de sa Pobla

Un campesino y una campesina pesan un saco con una romana.

Paralelamente al cultivo de la patata, la producción de alubias (mongetes, en catalán), alcanzó durante los siglos XIX y XX en sa Pobla una notoria importancia, tanto por la extensión de terreno destinada a su cosecha, como por la rentabilidad económica que proporcionaba al agricultor. La producción de alubia, en sus múltiples variedades, fue durante décadas, tan importante, o más, que la patata, hasta convertirse en cosecha básica para la economía poblera hasta las últimas décadas del pasado siglo.

La primera referencia acerca del cultivo de la alubia en sa Pobla, data del año 1800 y la encontramos en un artículo firmado por Alexandre Ballester en la revista local Vialfás del mes de agosto de 1957, donde dice: "En la relación que el Bayle Real y Ayuntamiento de la villa de La Puebla, en contestación al impreso de 9 de junio de 1800 al Muy Ilustre Señor Intendente, en el capítulo de producciones, señala (?) Se cogerán anualmente dos mil doscientos quintales de cáñamo, siete mil cuarteras de trigo, trescientas de cebada; seiscientas de avena; dos mil quintales de habas; trescientos de fasoles; setenta entre guixas y garbanzos..." (sic). En el mismo artículo se comenta que en la Guía general de las Islas Baleares, que escribió Pedro de Alcántara Peña, en 1891, al referirse a La Puebla, escribe: "... produce cereales, vid, frutales y, en particular, cáñamo, lino, calabazas y habichuelas..."

Premios

Si nos atenemos a una publicación aparecida en la revista "El Porvenir Balear", dirigida por el agrónomo de Santa Margalida Pere Estelrich Fuster, el año 1878, Miguel Socías Caimari, destacado político nacido en el seno de una potentada familia, envió a la exposición universal de París, una muestra de alubias pobleres que obtuvieron una medalla de oro -curiosa noticia, merecedora de especial tratamiento- que confirma la importancia y antigua tradición del cultivo que nos ocupa, en tierras de sa Pobla.

Nos adentramos en el siglo XX y observamos la importancia que ya había adquirido el cultivo de la habichuela y el considerable rendimiento económico que generaba para sus productores y comercializadores. Así vemos que, en el número 23 (noviembre de 1910) de la revista Sa Marjal, Francisco Bonnín Robes ofrece una relación nominal de 42 variedades de leguminosas y comenta que "en la exposición agrícola de Manacor, un pobler que presentó a la misma solamente 29 clases, obtuvo el primer premio consistente en Medalla de Oro". En otra crónica de la misma publicación, su director y redactor, el vicario Parera no desaprovecha la ocasión para censurar que en "bon dia de Sant Pere, desde el cruce de las Quatre Carreteres, hasta sa Fortalesa, dice un testigo de vista, que se tocan los carros de trabajo llenos de gente que van a sembrar alubias. Y no digamos nada del camí de sa marjal... Y Sant Pere qu'estiga en el cel...". Como si los Santos hubieran hecho caso a la censura del vicario, por trabajar en día de fiesta de guardar, aquel año las alubias fueron víctimas de varias plagas y enfermedades que mermaron considerablemente la cosecha. Y en su crónica del mes de septiembre, lo comenta así; "Las alubias, que eran hermosísimas como nunca se habían visto, son atacadas de oruga, papayó y rovey; de modo que se cree que no se recogerán medio esplet." Y añade, "Algunos atribuyen estas plagas a que muchas alubias fueron sembradas en domingo o festivo".

Sin embargo, la cosecha del siguiente año 1912 fue muy ponderada por los agricultores y la crónica lo contaba así: "Pican alubias a destajo, y son muchos los que bravean de buena cosecha, sobretodo aquellos que han podido regar más que suficiente. Muchos dicen que hay diferentes cuartones que han producido más de diez quarteres, que a 30 pesetas la quartera son más de 60 duros . ¡Si no ponderan, puede decirse que la cosecha ha sido muy productiva!" Y sí que lo fue, sin ponderación alguna, pues en la crónica del mes de octubre de aquel mismo año se comenta que "personas de avanzada edad no recuerdan que nunca se hayan recolectado tantas judías y tan buenas como este año".

Son muchas las informaciones aparecidas en prensa escrita, documentos oficiales e informaciones orales que atestiguan que el cultivo de la alubia en sa Pobla, alcanzó su máximo esplendor en las últimas décadas de pasado siglo, convirtiéndose en una cosecha básica para la economía local, hasta el punto de ser considerada como "el pan para el invierno". A finales de los 50, la producción anual oscilaba entre las 4.000 y 5.000 mil toneladas y el año 1949 se sobrepasaron los 6.250.000 kilos. Aproximadamente el cultivo de las alubias ocupaba, en aquella época, una extensión de 11.000 quartons.

Arado

Hasta principios de los años cincuenta, no se implantó la siembra con arado, que significó un considerable ahorro de tiempo y esfuerzo, pues esta labor se realizaba manualmente con el azadón. La cosecha del año 1981 podía ser considerada como normal, en cuanto a producción y que las dos cooperativas, principales comercializadoras del producto -CAP y SCA- pronosticaban una comercialización de entre ocho y nueve mil toneladas, al tiempo que ambas ya alertaban de la falta de rentabilidad en la comercialización, pues "el precio de la alubia no ha subido en proporción a otros elementos básicos, como el carburante".

Además, también se sumaban otras circunstancias adversas a la rentabilidad de aquel cultivo, como era la deficitaria producción de España, que ante un mercado libre, habría las puertas a la invasión de judía procedente de otros países productores, especialmente de Argentina y Chile, cuya circunstancia obligaba a vender la alubia poblera a mercados de la península a unos precios inaceptables.

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