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Reportaje

"Las miradas tristes se vuelven sonrisas"

La auxiliar de enfermería Joana Mas, natural de Maria de la Salut, explica su experiencia humanitaria en Gambia, donde un equipo de profesionales practicó más de sesenta intervenciones quirúrgicas este verano

Foto de familia del equipo médico que participó en la experiencia en el país africano. albert julià

­La auxiliar de enfermería Joana Mas, natural de Maria de la Salut, casada y con dos hijos, forma parte del equipo de la Red Asistencial Juaneda y ha vivido una corta pero intensa experiencia que, según afirma, le resultará inolvidable. Durante la semana del 28 de agosto hasta el 4 de septiembre se desplazó hasta Gambia con un equipo de 16 personas formado por gran parte de personal médico de la mencionada Red Asistencial para realizar una labor humanitaria.

En concreto, se dirigieron hasta Soma, un pueblo a unos 300 kilómetros de la capital donde las únicas instalaciones son un pequeño centro médico donde se prepara un quirófano provisional y una sala de curas para recibir el máximo de pacientes durante una semana. En este caso, se han practicado más de 60 intervenciones quirúrgicas, principalmente casos de cirugía reconstructiva, cirugía general y traumatología.

"Nuestro grupo estaba formado por los médicos Esther Lliró (cirugía plástica), Fernando Abad (anestesista) y Ángel Carvajal (cirujano torácico), a los que se sumaron varias enfermeras y un enfermero de la clínica. En esta ocasión se ha contado con la colaboración de Jordi Boluda, médico de la clínica Barraquer de Barcelona. El proyecto se lleva a cabo gracias a la asociación Cultivant Vida, que dirige Xavi Galindo desde la misma Gambia, donde se trasladó a vivir hace ya más de 5 años", explica Joana Mas.

Quirófano y sala de curas

"Al llegar a nuestro destino lo primero que hicimos fue limpiar el lugar donde montamos el quirófano y la sala de curas. Una vez instalados pasamos consulta con los médicos para organizar las intervenciones o curas más necesarias. Hay que priorizar, los niños y las niñas, y estas pueden tener problemas añadidos, tienen toda una vida por delante y son los más vulnerables, necesitan muchos cuidados. Los más ancianos y la gente mayor también cuentan mucho para nosotros, toda ayuda es poca", explica Joana.

Las cirugías que más se han aplicado son injertos para curar secuelas de quemaduras, úlceras y todo tipo de traumatismos. "Hay que tener presente que en aquellos parajes no se cuenta con los medios que hay aquí. Puedes estar operando y de repente se va el fluido eléctrico y tienes que seguir trabajando utilizando los frontales", recuerda. Los problemas eran bastante frecuentes y las condiciones de trabajo muy pobres. Para esta auxiliar es más triste que falten recursos humanos, ya que apenas tienen nada, a que falten buenos profesionales. "Por ejemplo, tienen que ir a buscar el agua a 10 kilómetros por lo menos, con la molestia y el esfuerzo que esto supone; la verdad es que los profesionales también escasean", apunta. Aquí cabe la frase que Carlos Francino pronunció hace pocos días: "A mí con las enfermeras me pasa como con los maestros: que no alcanzo a entender por qué no tienen más reconocimiento y más reputación".

"Este pequeño periodo de mi vida, de solo siete días, ha sido suficiente para hacerme cambiar mis valores, una experiencia que me ha hecho crecer como persona, ha sido una de las cosas más gratificantes de mi vida". Para estas personas "muy poco lo es todo, es cuando te das cuenta de lo afortunados que somos. Has de prepararte psicológica y emocionalmente para asimilar todo lo que te vas a encontrar, pero lo más importante es ir con muchas ganas de trabajar; el trabajo es duro y durante largas horas a temperaturas de más de 40 grados. Resulta agotador pero ya pienso en volver allí y ver cómo las miradas tristes de los niños al final se transforman en sonrisas", acaba diciendo la joven auxiliar, algo emocionada.

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