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Cultivo ancestral para un fruto más fresco

Las dos empresas productoras coinciden en afirmar que la fresa cultivada en Mallorca supera notablemente en calidad a la importada de la península. La diferencia está en que la fresa autóctona ha sido cultivada siguiendo métodos tradicionales y ancestrales. Otra de las ventajas de la fresa mallorquina sobre la importada es que "la nuestra se sirve fresca, recién recolectada de la planta a la mesa, mientras que la procedente de fuera tiene que soportar unos días de transporte en contenedores frigoríficos, desde que es arrancada de la planta, hasta que llega a los distribuidores isleños".

"Esta circunstancia", explican los productores, "le resta al fruto ese aroma, esa fragancia y ese sabor tan peculiares y apreciados que ofrece de la recogida en nuestros campos".

También son muchas las ventajas que aporta su proceso de cultivo en invernadero, pues así se protege a la planta de las inclemencias del tiempo, a la vez que permite obtener unas cualidades organolépticas, especialmente en color, tamaño y forma de la fruta, que hacen a la fresa producida en la isla de Mallorca más apetitosa.

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