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Sa Bassa

La fiesta 'holi' que encendió los colores del delegado de s'Illot

A mediados de agosto, como cada año, las fiestas de s'Illot animan el calendario veraniego de locales y turistas en el núcleo costero de Manacor. Un programa que esta vez, y como se ha puesto de moda en media isla, incluyó una fiesta 'holi', es decir una adaptación de las celebraciones hindús en que son arrojados al aire pigmentos de colores, utilizados aquí entre música pop y atuendos viejos listos para acabar como un cuadro. Y así fue.

El problema es que la fiesta se organizó en una explanada municipal cerca de la oficina de información, rodeada de terrazas, restaurantes, 'souvenirs' y un gran hotel. La consecuencia de la combinación se la pueden ustedes imaginar: los colorines no tardaron en volar por los aires y, con la inestimable ayuda de la brisa marítima, dar la tarde a todos.

Los primeros en recibir fueron las toallas que los turistas habían colgado de los balcones a media tarde, después de la playa y antes de ir a cenar. Eso hizo que muchos de ellos hicieran cola en la recepción del hotel pidiendo explicaciones. A su vez, los responsables del establecimiento pidieron incluso hablar con el alcalde ya que el blanco de la fachada de pronto mutó en un tono difícil de definir. Pero como con dos cabreos no era suficiente, a la riña se unieron las terrazas que además de las vistas por el escenario perdieron clientes, y el 'souvenir' cuyos periódicos quedaron en tecnicolor.

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