El síndrome Pokémon GO o el arte de conducir, caminar y hasta soñar cazando extraños bichos multicolores con una pelotita roja, también tiene sus sorpresas geopolíticas. En el caso de Porto Cristo, en la costa de Manacor, en el mapa que la aplicación virtual proporciona al jugador y que le indica dónde pueden estar los pokémons o sus 'gimnasios', todavía aparece el polémico puente elevado del Riuet, una mole de hormigón y hierro que apenas duró unos cuantos años en pie y que desde hace tres que ya ni existe por orden judicial. Allí precisamente el mapa indica que hay vida inteligente, aunque para ello haya que explorar otros mundos.
Si hace unos días la emblemática entrada a la Sala Imperial de Manacor amanecía tapiada, ahora la desaparición patrimonial es más sencilla pero no menos emblemática. Se trata de la farola de hierro forjado modernista que hasta hace poco estaba en lo que fuera fonda de Can Jacinto, clavada cerca de la antigua placa de la plaza Rector Rubí. Venía a simbolizar una especie de animal con la boca abierta, con la bombilla haciendo de lengua.