El ayuntamiento de Llucmajor quiere aprobar ya su nueva ordenanza cívica, que contemplará sanciones económicas, pero vecinos de s'Arenal, hartos de la situación actual, están reclamando con insistencia que se frene de inmediato el "desmadre" de las fiestas de fin de curso. Desde hace años se registra cada mes de junio el problema del inicio oficial de la temporada alta y los "excesos" habituales de consumo de alcohol, suciedad y ruidos, principalmente a cargo de jóvenes. Pese al reparto por parte del consistorio llucmajorer de unos 20.000 trípticos para dar la bienvenida a los turistas pero también para exigirles civismo, recordando que no está permitido el consumo de bebidas alcohólicas en vías públicas ni en playas, tampoco los ruidos a partir de medianoche, están proliferando otra vez las quejas.

Biel Barceló, de la Agrupación Ciudadana Ciutat de s'Arenal, pregunta cuándo se aprobará y aplicará con eficacia la nueva ordenanza cívica. Avisa que si bien los problemas que conllevan las fiestas de fin de curso se vienen repitiendo desde hace años, esta temporada "se han multiplicado por diez". No en vano, todo hace presagiar que este 2016 se batirá el récord de turistas en Mallorca.

Barceló indica que hay acumulación de residuos de todo tipo, botellones, ruidos y, en estos momentos, hasta tres grupos activos de trileros (éstos en la parte de Palma). Por todo ello, residentes solicitan más vigilancia. "Gracias a Dios no hemos tenido que lamentar nada grave. Es un auténtico milagro. A las seis de la tarde deja de haber servicio de socorrismo y centenares de personas siguen durante horas en la playa. La falta de previsión y coordinación entre instituciones es flagrante y deberían tomarse medidas con sentido común", opina.

En la misma línea, la Asociación de Vecinos Amics de s'Arenal también recoge decenas de peticiones vecinales de cara a que se ponga orden y no haya ruidos ni suciedad. Preocupa el ver a muchos jóvenes bebiendo alcohol (se recuerda la prohibición de vender a menores). A su vez, se critican determinadas obras molestas en temporada turística. El Ayuntamiento lamenta las molestias y asegura que intenta minimizarlas: "Nos parecen obras necesarias y ahora disponemos del personal necesario para ejecutarlas".

Un hecho reciente muy comentado: la defecación desde un hotel sobre un vehículo. Paralelamente, el botellón en distintas partes de s'Arenal está cada vez más en el punto de mira.

El alcalde, Jame Tomàs, y el concejal de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Gori Estarellas, defienden el refuerzo policial y la inminente aplicación de la nueva ordenanza cívica, que prevé sanciones leves de 50 a 200 euros; graves, de 200 a 400, y muy graves, de 400 a 600. Orinar o defecar en espacio público, no recoger los excrementos de perro, balconing, ruidos, ensuciar, etc., regulado.

Hace unos días, el consistorio destacó que la plantilla de la Policía Local se ha visto reforzada con seis nuevos miembros.