La polémica ausencia de los barratiners en la última romería de Crestatx, en sa Pobla, quedó zanjada el pasado domingo con su, también tradicional, presencia en la procesión del Corpus, portando la imagen de la patrona Santa Margalida.
Igualmente se llegó a un acuerdo para que las mujeres puedan formar parte del grupo y el domingo fue portadora de la hornacina de la Santa la primera mujer ataviada con la vestimenta propia de los barratiners. Al parecer, después de la polémica surgida la pasada fiesta de pascual de Crestatx y ante la clara postura del presidente de la obrería de Santa Margalida, Antoni Cladera, Viu, en desacuerdo con ciertas modificaciones que desde otros sectores intentaban introducirse y que "según mi parecer desvirtuaban la centenaria tradición popular", algunos componentes del grupo mantuvieron varias reuniones con la intención de seguir perpetuando la centenaria figura de los barratiners y al mismo tiempo dar entrada a la participación de la mujer.
Antoni Cladera, manifestó ayer, que "ante todo ese revuelo, a mis 70 años de edad y 48, en el grupo, he considerado que era mejor para todos pasar a la reserva y al mismo tiempo ponerme a disposición de los actuales responsables para lo que me necesiten", para añadir que de todas formas, "he de manifestar sinceramente que me ha costado y me ha dolido tomar esa decisión".
Procesión deslucida
En otro aspecto y volviendo a la procesión del pasado domingo, ésta resultó un tanto deslucida al no desfilar en la misma, como era antigua tradición, los niños y niñas que durante el último año habían celebrado la Primera Comunión.
La falta de los niños fue un hecho que algunos atribuyen a la falta de comunicación de los responsables de la parroquia y otros a la falta de interés por parte de los padres.
Es un tema que seguramente también será motivo de debate o cuando menos de diversidad de comentarios por parte de la ciudadanía. También es cierto, que la celebración de la fiesta del Corpus Christi contó con escasa participación, tanto en lo que se refiere a la asistencia a la misa celebrada por la tarde, como en el desfile procesional. Asimismo, se observó la falta de interés en engalanar las ventanas y balcones en ciertas calles por donde discurría la procesión o las aceras con floridas macetas, como era antigua costumbre.
