Queen, quizás la banda europea más importante de todos los tiempos tras los Beatles y los Rolling Stones, acababa de sacar al mercado A kind of magic. Un disco apoteósico en que la 'reina' se coronó en dos conciertos en el antiguo estadio de Wembley ante 144.000 personas. Aquella gira, con un total de 26 conciertos todos ellos en Europa titulada Magic Tour, acabaría siendo la de despedida para Freddie Mercury y los suyos.
Hacía apenas dos semanas que habían empezado los directos de Queen cuando Dhraa abrió sus puertas. El dinero no parecía ser un problema insalvable así que el equipo encargado de los conciertos contactó con los representantes. Era el momento idóneo para poner a aquella discoteca futurista de Mallorca en el mapa. Los británicos tenían ya cerrados tres conciertos en España, el 31 de julio y el 2 y 4 de agosto en la Monumental de Barcelona (que después pasaría al Miniestadi), el estadio del Rayo Vallecano de Madrid y el campo de fútbol de Marbella, respectivamente. Pero la necesidad de descanso impuesta por Mercury hizo que el show no llegara a concretarse y el último concierto de la historia de Queen tras Marbella no fuera en la isla, sino en Knebworth Park, en la ciudad inglesa de Stevenage.
