Un inoportuno chaparrón primaveral deslució mucho ayer a mediodía la feria de Santa Margalida. Algunos vendedores decidieron recoger sus puestos y marcharse tras la lluvia, que apenas duró 40 minutos, pero que fue especialmente intensa en algunos momentos.

"Ha sido una lástima porque había mucha gente paseando y justamente la lluvia ha caído a la hora de la comida cuando teníamos la terraza llena de clientes", se lamentaba el propietario de un bar de la plaza de la Vila. Pasadas las 15 horas el sol volvió a lucir pero ya no hubo tanto público como por la mañana. "Me sabe mal por los vendedores pero no podemos hacer mucho cuando la primavera se empeña en aguarnos la fiesta", decía Antoni Mas, técnico municipal de departamento de Cultura y Patrimonio, que ayer se encargaba de organizar la muestra de libreros, junto a sa Rectoria.

Aves de corral

La muestra ganadera se ubicó en la carretera de Son Serra de Marina. No fue tan extensa como otras ocasiones puesto que este año no se subvencionaba la instalación de puestos. A pesar de ello se vio una interesante muestra de aves de corral, algunos corrales con cerdo autóctono y otros con oveja mallorquina.

También hubo un apartado de animales exóticos con loros y avestruces. Los más pequeños disfrutan siempre con los animales y especialmente lo hicieron con un stand dedicado a la cetrería donde podían verse ejemplares de rapaces nocturnas y diurnas de especies diferentes.

Artesanos

La artesanía se instaló en la plaza de la Vila. Puestos con miniaturas de herramientas, bordados, miel casera, aceite de oliva y otros muchos ramos ofrecían sus productos a los visitantes. En el mismo lugar se instaló el escenario donde se ofreció una muestra de bailes regionales.

El sector automovilístico tuvo también su extensa representación así como el de la maquinaria.

Cabe destacar que no asistió ningún representante del Govern pues la semana pasada el alcalde advirtió al presidente Bauzá que no estaba invitado.