El ayuntamiento de Manacor ha reconocido en pleno su preocupación por la masificación y alta concentración de alumnos inmigrantes en determinados centros educativos. En este sentido, el grupo de la oposición PSM+Esquerra+Verds y el equipo de gobierno PP-AIPC coincidieron en expresar su inquietud por la situación actual. En los últimos cursos, padres y madres de colegios, como el Simó Ballester, ya han exigido un control especial en Manacor para que no hubiera tan llamativas diferencias de porcentajes de acogida de inmigrantes entre los centros docentes del municipio.

Mientras la coalición de izquierdas PSM+Esquerra+Verds advirtió el pasado lunes de los perjuicios que conlleva la creación de guetos, "que no benefician ni a los usuarios de los colegios ni a la ciudadanía en general", con el riesgo de generar una "integración en falso" y futuros "problemas sociales", el pacto PP y AIPC recordó que las competencias corresponden a la conselleria de Educación del Govern balear, si bien defendió que se deberían tener en cuenta las particularidades de Manacor y contemplar seriamente la posibilidad de cambiar el decreto de admisión de alumnos.

En todo este asunto, el Ayuntamiento aboga por fomentar la buena convivencia y que no haya discriminaciones ni surjan brotes de racismo. No obstante, los derechos de los padres y los criterios de la oficina de escolarización se topan en Manacor con una realidad de lo más reveladora. Uno de los datos más concluyentes es el referente a la demografía, constatándose en el último lustro un crecimiento poblacional de más de mil nuevos empadronados al año, pasando de los 36.442 en 2005 a los 42.206 en 2009. En esta línea, las estadísticas del municipio de Manacor contrastan significativamente con las de otros lugares que han registrado cierto parón o incluso descensos de matriculaciones de estudiantes.

Miquel Oliver, del PSM, detalla que en colegios de la capital del Llevant como sa Torre y Simó Ballester se supera la ratio del 40% de inmigrantes en aulas. El edil nacionalista cree fundamental la implicación de Servicios Sociales del Consistorio, pese a admitir que la competencia directa es de la Conselleria. "Estos niños y niñas podrían llegar a los 13 o 15 años sin haberse relacionado como convendría con la gente de aquí, lo que consolidaría guetos y posibles problemas sociales", añade Oliver, quien remarca que la integración "comienza en la escuela y el Ayuntamiento, como administración más próxima al ciudadano, tiene que inmiscuirse activamente, de manera constante".

En opinión de Oliver, las soluciones pasan por un análisis de la situación e instar a la Conselleria a cumplir las ratios de forma equitativa en las diferentes escuelas mediante la oficina de escolarización. Asimismo, prestar una especial atención a las incorporaciones post comienzo de curso, "que es lo más complicado de controlar".

La edil conservadora de Educación, Catalina Riera, apunta que, aparte de sa Torre y Simó Ballester, en una de las escuelas de Porto Cristo también se registran elevados porcentajes de ratios de alumnos inmigrantes, aunque señala a Oliver que hay que distinguir alumnos sin problemas de adaptación y aquellos con necesidades específicas de apoyo educativo.

Si en la última década se ha vivido cierto desbordamiento en las escuelas, alcanzándose situaciones límite, vecinos confían ahora en que, con algo más de calma, la Administración pueda cumplir los criterios de admisión con mayor control y sentido común.