El Govern balear da prácticamente por extinguida la plaga de cerdos salvajes que, especialmente el último año, ha venido perjudicando terrenos agrícolas y elementos patrimoniales, además de suponer un riesgo para la circulación de vehículos en determinadas vías, en Campos, ses Salines y Santanyí, sobre todo en las zonas de la depuradora cercana a Son Baco y en el área de Cas Perets.

Según ha podido saber este periódico, agentes de Medio Ambiente del Govern, en combinación con el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y con la implicación de cazadores de la Associació de Caça Major, han procedido a la captura y sacrificio de 96 puercos.

Desde la conselleria de Medio Ambiente, dirigida por Miquel Àngel Grimalt (UM), destacaron la eficacia del dispositivo activado hace aproximadamente un año, a raíz de quejas vecinales e incluso de una solicitud de intervención realizada por el propio ayuntamiento de Campos.

No obstante, la Conselleria reconoce que aún pueden quedar libres "unos seis o siete gorrinos", por lo que se ha decidido continuar con las batidas.

Del total de 96 marranos capturados y sacrificados hay algunos de las razas verro y la truja, aunque la mayoría son híbridos resultantes de la unión entre un cerdo mamífero doméstico y un jabalí. En este sentido, se baraja la hipótesis de que el surgimiento de esta plaga pudo ser motivada hace una serie de años a raíz de que alguien introdujo jabalíes y los soltó.

El destrozo de siembras, daños en paredes, molestias por grufar (hozar) y frecuentaciones en caminos y carreteras se repitieron asiduamente durante años. El Govern confía ahora en que no haya más molestias.