El sexo en la calle en la zona de es Jonquet, como demuestra un vídeo grabado a las cuatro de la madrugada del domingo, y altercados vandálicos en la plaza del Vapor y el entorno de la discoteca Luna durante la misma noche siguen cebándose con los vecinos de esta parte de Santa Catalina declarada Bien de Interés Cultural (BIC). Además, «un grupo de gamberros intentó entrar en viviendas» este fin de semana y, en otra ocasión, otro grupo «se introdujo en un bloque de pisos de Santa Catalina, se instalaron en los rellanos y subían y bajaban», por lo que los residentes tuvieron que «cambiar la puerta de acceso por otra más reforzada». Todo esto lo denunció este domingo desesperada la asociación vecinal Barri Cívic Santa Catalina, que añadió que han llegado a una situación en la que los afectados están teniendo «miedo».

A esto se añade la presencia de vómitos frente a la entrada de más de una vivienda, orines en numerosos rincones de es Jonquet y hasta excrementos, sin contar la cantidad de restos de botellón y residuos desperdigados por toda la zona, que a media tarde todavía no habían sido retirados por los servicios de limpieza de la empresa municipal Emaya. Y el viernes por la noche dos chicas sufrieron coma etílico y tuvieron que ser trasladadas al hospital en ambulancia, según informaron.

Son algunas de las consecuencias del consumo excesivo de alcohol y sustancias estupefacientes en un barrio donde el ocio nocturno se ha apoderado de la zona, pese a ser totalmente incompatible con el descanso vecinal, tal como han puesto de manifiesto desde la asociación numerosas veces en múltiples foros y ante las autoridades políticas, a las que exigen el cierre de las discotecas, tanto las legales como las encubiertas.

La situación es tan insostenible que piden que el cierre de todos los establecimientos se realice a medianoche y reiteran al ayuntamiento de Palma que lleve a cabo una inspección de las licencias, ya que «la negligencia es la norma» y no existe un seguimiento de los permisos, tal como reclamaron recientemente. La permisividad y la falta de control hacen que el problema de ruido se agrave y se prolongue en el tiempo.