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«No podemos ser otro departamento más del Ayuntamiento que tarda tres meses en responder»

La Defensora de la Ciudadanía pide más medios y compara su cargo con la vacuna, ya que «refuerza el sistema inmunológico de Cort y cuando algo no va bien, puede hacerle frente»

Anna Moilanen frente a la oficina de la Defensora de la Ciudadanía, en la plaza Porta des Camp. B. Ramon

Reelegida por unanimidad tras haber sido muy crítica con Cort. ¿A qué cree que se debe?

Se ha entendido que es una institución necesaria. Tener un ente que defiende los derechos de la ciudadanía es un síntoma de madurez democrática. Es como lo que hace la vacuna, refuerza el sistema inmunológico y cuando hay algo que no va bien, puede hacer frente a esa enfermedad. Entienden que hago una crítica constructiva que acompaña al Ayuntamiento para mejorar su funcionamiento. Las estadísticas de la oficina demuestran que es necesaria para la ciudadanía. Cuando vienen, en demasiadas ocasiones es porque han perdido la confianza en la administración y los partidos políticos. Muchos han desistido y aquí encuentran un espacio amigo dentro de la propia administración en el que pueden contar su problema con confianza y desde donde siempre les acompañamos en una posible resolución de la problemática.

¿La existencia de este cargo significa que el Ayuntamiento no defiende a los ciudadanos?

No. Todos los cargos públicos, como los funcionarios, tienen la obligación de velar por ellos y el cumplimiento de sus derechos. Sin embargo, a veces la relación con el Ayuntamiento es difícil e incluso hay incongruencias en el marco normativo, por lo que se producen choques con la función administrativa. Cort tiene unos 115 reglamentos y ordenanzas que regulan Palma, demasiados, y a menudo los ciudadanos están perdidos. Por eso vienen aquí, donde seis de cada diez casos se han resuelto a favor de ellos, de los 1.887 expedientes tramitados durante cinco años.

Moilanen en su despacho con el Defensor adjunto de la Ciudadanía, Vicente Rodrigo, mirando la memoria de 2020, recién publicada. | B. RAMON

¿Acuden por desesperación?

Ojalá vinieran antes de acabar desesperados porque podríamos orientarles sin tener que llegar a eso. El primer lugar al que tienen que dirigirse es al departamento relacionado con su queja. Los funcionarios de las oficinas de atención al público les pueden guiar sobre dónde acudir, ya que esas áreas son las responsables de la ejecución de los proyectos. Cuando han reclamado y no les han hecho caso, pueden acudir a esta oficina. Aquí estudiamos la motivación y legitimidad de su problema, y si tienen razón, se inicia un expediente, se solicita un informe y el área responsable debe responderlo en un plazo de 15 días como máximo, aunque muchas veces tardan más.

¿A usted qué es lo que más le desespera de la gestión de Cort?

No sé si llega a desesperación, porque soy muy calmada, pero un tema frustrante es la falta de previsión. En la oficina se ríen cuando digo que sabemos que el 24 de diciembre es Nochebuena y el 25, Navidad. Sin embargo, a finales de la pasada legislatura, muchos colegios se quedaron sin calefacción, por ejemplo, por no prever que había que comprar gasoil para ello. Con las contratas ocurre más de lo deseable y me pregunto cómo es posible llegar a este punto, cuando tendría que haber una planificación de todo lo que se pueda. No solo evita problemas, sino que también es importantísimo para estar más preparados si se produce algún imprevisto, como la pandemia. Cuanto más orden haya, mejor será la gestión municipal y más fácil enfrentarte a lo inesperado.

Unanimidad en la continuidad de la defensora Anna Moilanen

Unanimidad en la continuidad de la defensora Anna Moilanen B. Ramon

El ruido es una de las quejas más habituales. ¿Hay solución?

La contaminación acústica es una problemática más compleja de lo que parece, ya que tiene múltiples orígenes y no puede pararse con un botón. Tenemos un expediente de una panadería que empieza a hacer ruido a las cinco de la mañana y molesta, pero es su trabajo y tiene todo en regla. Hace ruido el vaciado de los contenedores de vidrio, el aire acondicionado, las terrazas..., que si cumplen con todo tienen el legítimo derecho de ejercer su actividad empresarial. Es uno de los focos más problemáticos, por lo que buscamos medidas para intentar aportar soluciones. Una idea que expusimos durante un congreso sobre contaminación acústica es instalar un semáforo en las mesas de las terrazas de los bares que midiese los decibelios y si se mantiene en verde todo el tiempo, la consumición tiene un descuento. Es un simple ejemplo, pero medidas como esta ayudan a concienciar a la población.

Su principal queja siempre ha sido la falta de medios de la oficina. ¿Siguen igual?

Necesitamos ejecutar nuestro propio presupuesto para ser más ágiles y hacer muchas más cosas, como encargar estudios y tener un experto jurídico que elabore recomendaciones y resoluciones con mayor rapidez. Los de Cort son excelentes jurídicos, pero van hasta arriba, están desbordados, y nosotros no podemos ser otro departamento más que tarda tres meses en responder. Y muchas veces cuando ya es tarde y con consecuencias irreversibles para el afectado. Para que esta oficina tenga sentido, debe ser eficiente y ágil en los tiempos.

La campaña ciudadana más potente actualmente es contra la peatonalización de Nuredduna. ¿A Cort le ha faltado dar voz a la participación de los vecinos?

Las plataformas y asociaciones hacen un trabajo con un enorme valor, pero una de las asignaturas pendientes de Cort sigue siendo la participación ciudadana. El equipo de gobierno interpreta que presentar el proyecto y hacer una reunión con los vecinos es participación. Lo que debe hacer es sentarse con las entidades y aclarar el asunto, aunque para poder llegar a un acuerdo tienen que ceder ambas partes.

¿Los ciudadanos son críticos con la administración?

En general muchos cumplen con ir a votar y luego se olvidan. Me gustaría que se interesaran más por la actuación municipal, aunque los políticos deben hacer su labor más comprensible.

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