Ha costado, pero poco a poco se va consiguiendo. El Ayuntamiento, a base de críticas y denuncias ciudadanas, se ha vuelto más sensible a la hora de conservar un elemento patrimonial de la ciudad que muchas veces pasa desapercibido hasta que ya no está. Se trata de los bordillos de piedra que tenían prácticamente todas las aceras de las calles del centro de la ciudad y del Eixample. Con el Pla Mirall y el denominado Plan E en la práctica totalidad de intervenciones que afectaban a las aceras se procedía al cambio de estos bordillos por otros de hormigón. En el mejor de los casos las piezas de piedra eran transportadas a Son Pacs y guardadas para otras intervenciones. O al menos eso se decía por parte de los responsables municipales. Pero el mal ya estaba hecho, puesto que la calle en la que se había intervenido se había quedado sin los bordillos de piedra. Por eso es una buena noticia que se haya decidido que la intervención que se realiza en la calle General Ricardo Ortega mantenga estos elementos en las aceras, al igual que su utilización, en este caso con piezas procedentes de otras obras, en la ejecución del denominado camino perimetral del bosque de Bellver.
Indignación por la eliminación de un pino en Son Moix Blanc
Sorpresa e indignación entre los vecinos de Son Rapinya por la tala, sin previo aviso, de un pino de grandes proporciones aparentemente sano situado en el acceso exterior de Son Moix Blanc. Tanto el pinar como la portada exterior están catalogados y son de propiedad municipal. Según miembros de la platafofoma Ponent Potent, que vieron cómo operarios de una de las contratas municipales de Parques y Jardines procedían a cortar el tronco del árbol y cargarlo en un camión con el distintivo y el escudo del ajuntament de Palma, se trataba de un ejemplar «sanísimo, enorme, con espacio para las raíces, que no rompen ninguna acera ni presentaba peligro de caída».
