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La reapertura del mercado de Camp Redó sigue en el aire por falta de financiación

El Ayuntamiento ha presentado el proyecto de rehabilitación de estas instalaciones a distintas convocatorias de ayudas europeas sin éxito

El mercado de Camp Redó está cerrado desde julio de 2019 y a la espera de ser rehabilitado.

La rehabilitación del mercado de Camp Redó, cerrado desde finales de julio de 2019, sigue en el aire por la falta de dinero para acometer las obras, presupuestadas en dos millones de euros. Ante la imposibilidad de disponer de fondos propios o procedentes de la ley de Capitalidad, el Ayuntamiento de Palma ha presentado el proyecto a distintas convocatorias de ayudas europeas sin éxito hasta el momento.

Los 1.500 metros cuadrados de la planta baja y los 800 del primer piso, además del estacionamiento subterráneo para 50 vehículos, siguen inutilizados a la espera de la anunciada rehabilitación.

El proyecto que quiere llevar a cabo el área de Promoción económica de Cort es el mismo que se anunció tras el cierre de estas instalaciones. En la planta baja, el Ayuntamiento ha previsto pasar de 41 a 30 locales para dedicarlos a la venta de productos frescos. También había planteado la eliminación de los almacenes situados en patio exterior para poder ofrecer desde el interior del antiguo mercado una visión de los restos del Molí d’en Carreres, declarados como Bien de Interés Cultural (BIC), con la posibilidad de abrir el patio como terraza.

El Ayuntamiento también había previsto habilitar una ludoteca y un aula gastronómica en la que ofrecer formación destinada a la promoción de productos frescos, de temporada y de origen local.

En cuanto a los 676 metros cuadrados del primer piso, el Ayuntamiento ha previsto destinarlos a la obtención de certificados de profesionalidad en las especializadas de carnicería y pescadería.

Este mercado de Camp Redó cerró definitivamente en julio del año pasado, cuando las tres únicas paradas que seguían en activo bajaron la persiana, tras 47 años de historia. Antes, Cort había convocado un concurso con la idea de que los últimos concesionarios se hicieran cargo de la gestión, pero la convocatoria quedó desierta. El Ayuntamiento había fijado una inversión de 700.000 euros y los placeros vieron inasumible esta condición.

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