La confluencia de las calles Ermità y Gavarrera llama la atención no por el encanto propio de las callejuelas del centro histórico de Palma, sino porque este punto está invadido totalmente por pintadas vandálicas.

Los muros de las casas están cubiertos de grafitis, tanto en la calle de l’Ermità como en Gavarrera, pintadas que comenzaron a aparecer hace ya más de dos años y que han aumentado en número. Para su limpieza, que corresponde a los propietarios de las viviendas, la Empresa Municipal d’Aigües i Clavegueram (Emaya) aprobó hace meses una tarifa que en este primer año asciende a 10 euros por metro cuadrado.

La irrupción de la pandemia del coronavirus y la necesidad de destinar los operarios de Emaya a otras tareas ha impedido que durante varios meses se continuara con la limpieza de grafitis y otros servicios.