Voluntarios de Son Reus han manifestado su preocupación por la previsible reanudación de sacrificios de perros sanos en Son Reus debido al confinamiento de la población y las medidas de seguridad impuestas para combatir al expansión de la infección por el coronavirus.

En concreto, han manifestado que en estos momentos se ponen muchas pegas por parte de la dirección de Son Reus para que los voluntarios saquen a pasear a los perros. Asimismo, afirman que también se han restringido muchísimo las visitas por lo que temen que "las adopciones caigan en picado" y en consecuencia se tengan que reanudar las eutanasias practicadas a perros sanos debido exclusivamente a la falta de espacio en las instalaciones.

Esta situación se puede agravar en el caso de los perros potencialmente peligrosos, que precisamente son los que tienen una menor "adoptabilidad" debida en parte por los complicados trámites que se tienen que realizar, hecho que se complica considerablemente teniendo en cuenta que las oficinas de atención al público están cerradas excepto tres.

Los voluntarios piden asimismo, aunque sea con restricciones, que se permita sacar a los perros a pasear diariamente, como afirman que se hace en la perrera de Madrid y en Natura Parc.

El Centro Municipal de Protección animal de Son Reus consiguió el denominado "sacrificio cero" en el segundo semestre del año pasado.

Fue la primera vez que se consiguió que, durante un período de tiempo prolongado, no tener que practicar la eutanasia a ninguno de los perros sanos ingresados en el centro por falta de espacio.

Pese a lo anterior, entre enero y junio del año pasado se practicaron un total de ocho eutanasias, todas ellas a perros de razas potencialmente peligrosas o que habían tenido un comportamiento agresivo y considerados inadoptables.

El sacrificio de perros sanos por falta de espacio ha ido disminuyendo desde hace más de una década. En 2013 se practicó la eutanasia a 132 mascotas sanas, en 2014 a 72, en 2016 a 52, siete en 2015, nueve en 2017 y seis en 2018.

A lo largo del año pasado entraron en Son Reus un total de 5.182 animales: 216 perros, 2.065 gatos, 194 aves y 307 ejemplares de otras especies, aunque 2.208 (un total del 42,6% ingresaron ya cadáveres). Si solo se tienen en cuenta los perros que ingresaron vivos, el año pasado entraron 1.241 mascotas, lo que supuso un 15% de animales menos que en el año anterior.

Sin riesgos, según los responsables del centro

Por su parte, desde el centro municipal se ha asegurado que "en estos momentos" no hay ningún riesgo de tener que sacrificar a ningún animal, puesto que hay espacio suficiente en el centro. En concreto se ha afirmado que de las 108 jaulas existentes, solo están ocupadas 50.

Asimismo, como consecuencia de la alerta por coronavirus se han implantado los servicios mínimos y se realizan turnos trabajando de forma separada con el fin de reducir el riesgo de parada en caso de contagio.

Se considera que "la presencia de voluntarios ahora mismo no es necesaria para la atención a los animales", además de "romper la situación de aislamiento y suponer un riesgo para la salud del personal que cuida a los animales".

Igualmente, desde Son Reus insisten en que el personal pasea a los perros, hasta el punto de que "se dejan de hacer algunos trabajos no urgentes y se prioriza la atención a los animales".

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