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Tots Sants

Los otros cementerios

La Vileta y Genova son parroquiales y el de Establiments y Sant Jordi de la Empresa Municipal

La muerte también va por barrios. En Palma existen varias ciudades de los muertos, de pequeña escala, si se comparan con el cementerio municipal de Son Tril·ló, el gran camposanto de Ciutat y el más antiguo.

Tanto el cementerio de Génova como el de La Vileta son parroquiales. El primero de ellos está en peores condiciones de conservación. Bajo la tutela del Obispado, se ha alcanzado un acuerdo con David Nigorra, de la empresa Art Funerari, para mejorarlo. Data de 1875 y entre las notas más llamativas, las sepulturas de los protestantes residentes en la zona, que se localizan en la parte más alta. Abundan noruegos e ingleses y norteamericanos como Mary Virginia Stone, en cuya lápida se recuerda a sus padres "pioneros en Mining Town, Virginia. Sus amigos, la llamaron Lady".

El camposanto de La Vileta es más antiguo. Según Gaspar Valero es de 1868 aunque en su verja pone 1904. El carlista Josep Quint Safortesa i Togores obsequió a la parroquia con los terrenos de Son Quint. De ahí nació este camposanto. Apeada del trono Isabel II, ilustres de Palma, dueños de posesiones de la zona, eligieron Son Quint como postrera morada. Es el caso del empresario Ricard Roca, cuya tumba la construyó el arquitecto Francesc Roca. Al igual que el de Génova, entre sus restos, los de extranjeros. Enterrados algunos insignes de las letras como Bartomeu Ferrà Perelló y su hijo, Miquel Ferrà. El primero fundó la Arqueológica Lul·liana.

Pertenecientes a la Empresa Funeraria Municipal son los de Establiments y el de Sant Jordi, el primero con demandas vecinales de mejora en los accesos. El gerente de la EFMJordi Vilá precisa que existe un proyecto de "abrir un camino lateral exterior para hacer practicable el portal existente en la parte de abajo". Edificado en una pendiente, su acceso es un dolor para algunas personas. Tras una fuerte disputa entre los del partido liberal y los conservadores, se acordó que el nuevo cementerio se construyese en los terrenos de la posesión de Son Gual. Este hecho provocó que muchos de Establiments se comprasen una tumba en La Vileta como protesta. Es de 1904. Existe una fosa común en el camino de Sarrià donde se enterró a los muertos de la gripe.

Sant Jordi vivió con alivio poder enterrar a sus muertos cerca. Hasta 1884 acababan en el cementerio de Palma. Su traslado era un via crucis. El vicario Font i Monteros propició que este barrio contase con cementerio. En 1884 se inauguró. Su primer habitante, un niño, Pere Antoni Salvà. DEP.

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