En la tercera planta del centro Flassaders, varias mujeres de avanzada edad están terminando el curso ‘Mou Cossos Mou Ossos’, de movilidad para personas mayores. Son las 11:00 y un grupo de chicas jóvenes empiezan a llenar la sala. “¿Qué venís a hacer, pilates?”, pregunta una de las señoras. “No, vamos a un taller de autodefensa feminista”, responde una alumna. “¡Ah! Muy bien que hacéis. Eso hoy en día es muy necesario”, le anima.

Un simbólico comienzo para la primera clase del curso de Wen-Do, el arte marcial feminista, que ofrece la concejalía de Justicia Social, Feminismo y LGTBI de Cort. El taller tiene cuatro sesiones y, según las organizadoras, "es importante asistir a todos". La profesora que imparte las clases, Gema Domínguez, explica que en el curso se irán abordando progresivamente "todos los niveles en la escala de violencia", empezando por un piropo callejero y culminando en una agresión sexual. Un total de 22 jóvenes recibieron el miércoles el taller inicial en el centro municipal. Y quien dice jóvenes, dice menores: por primera vez, la franja de edad iba de 16 a 22 años. Uno de los proyectos de la regidora responsable, Sonia Vivas, es que las alumnas sean de edades cada vez más tempranas: "Quiero que las chicas con 14 años ya puedan recibir los cursos".

Las adolescentes recibieron formación de Wen-Do, un arte marcial feminista que nació en los años 60. "Se transmite de mujeres a mujeres, no vais a encontrar casi nada por internet", explica Domínguez a las asistentes. "Difundidlo a vuestras compañeras, amigas, madres... Pero no a hombres", advierte, pues "estas técnicas se basan principalmente en el factor sorpresa, y se perdería si ellos ya las conocen".

Vivas explica que es necesario que "las chicas sepan defenderse y aprendan qué son las agresiones sexistas". La regidora habla "no sólo de agresiones físicas, sino también verbales", con hincapié en los piropos callejeros: "Ninguna mujer tiene por qué soportar ir por la calle y que la increpen o que le digan alguna cosa referente a su cuerpo". "Y que esa mujer hable", añade, "es autodefensa".

Y es que el Wen-Do no trata solamente de cómo defenderse físicamente. En los talleres, las chicas aprenden cómo gestionar su tono de voz, su mirada e incluso su actitud para defenderse de agresiones machistas. Al inicio de la clase, la profesora explicó el concepto de 'sororidad' para crear un ambiente de confianza e intimidad. En este contexto, las chicas compartieron algunas experiencias machistas, al tiempo que preguntaban cómo defenderse en estas situaciones. Las jóvenes destacaron sobre todo los abusos que habían sufrido en ambientes lúdicos. La profesora explicó la necesidad de desprenderse de la "justificación constante" en la que caían las chicas al sentirse mal por sus propias reacciones. "¿Por qué no nos podemos permitir ser bordes?", planteó.

Por su parte, Vivas puso el acento en la importancia de la difusión de estos proyectos: "Quiero llegar a todas esas mujeres que piensan que un piropo callejero es una manera de decir algo bonito. A todas las que sufren violencia cada día y no saben ponerle nombre". Y con este objetivo, las jóvenes aprendieron algunos indicadores para identificar las agresiones sexistas, y pusieron en práctica los métodos para prevenirlas. Las alumnas aprendieron técnicas para zafarse de alguien que las intenta coger, salvaguardar la distancia de seguridad o huir del acoso callejero sirviéndose de las propuestas del Wen-Do.

Kit feminista con el lema 'No es no' para las alumnas del taller

Al empezar el taller, las alumnas fueron obsequiadas con un kit feminista que contenía varios objetos impresos con el lema de la campaña 'No es no'. Una bolsa, una camiseta, un silbato, un abanico, una chapa, varias pegatinas y un folleto con recomendaciones sobre cómo actuar ante las agresiones sexistas.