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Tony Aparicio, 72 años. Nació en Cataluña. "Me trajeron a Mallorca en tiempos del hambre".Guillem Bosch

Casa Amadeus, la última hornada de Tony Aparicio

El panadero del horno de Can Fiol ha convertido el antiguo hostal de Cala Major en su "galería de arte". A unos metros, Marivent y la Fundació Miró

Los inquilinos de los apartamentos Impala y los Pullman, los vecinos de la calle Joan de Saridakis, no solo tienen vistas al arte y a la realeza. Si nos les basta la Fundació Pilar i Joan Miró y el palacio de Marivent, desde las alturas pueden asombrarse de Casa Amadeus, el proyecto de galería que alumbra desde hace quince años Tony Aparicio, el que fuera panadero del Forn Fiol, y que ahora no quiere "ni oler el humo del horno. Es una esclavitud", declara. Ahora el negocio, con orígenes en el siglo XVII, lo despacha su hijo.

La Casa Amadeus, un nombre elegido como homenaje al compositor austriaco Mozart porque "mis hijas y mi mujer son aficionadas a la música clásica", está encajada entre edificios altos. Hay que ir a paso atento por la calle de Saridakis para reparar en ella. Con todo, son muchos los que se detienen ante la verja para contemplar atónitos qué es este lugar: ¿una galería de excentricidades, un paseo por piezas inclasificables, una broma?

"Cuando lo compré era una ruina. Lo he arreglado yo solo. Fue un antiguo hostal regentado por ingleses. Convertí la casa en función de mi afición. Nunca sabes dónde puede llegar la inteligencia, la inspiración; no hay límites", explica Aparicio, mientras señala balcones adornados con motivos florales y frisos rematados por conchas y adoquines rotos de colores. "He utilizado la manga pastelera", cuenta.

La fachada 'pastel' se alza sobre tres o cuatro hileras de objetos que Aparicio ha hecho a partir de modelar barro y trabajar con elementos que recicla como una excavadora, cuyos dientes se han convertido en un piano sobre el que bailan marineros americanos. "Cuando venían aquí a bailar con señoritas", ríe. Una alamabrada de espinos la ha transformado en la 'torre Eifel', a unos cascos de albañil les llama obras "porque se usan para ir a las obras, pero yo los convierto en 'obras de arte' colocándoles pinceles, lápices?."

Todo es así de excéntrico en Casa Amadeus, un lugar abigarrado, donde Aparicio ha levantado dos nichos, "uno para nuestros animales, y otro, para la familia".

Nació en Cataluña. Tiene 72 años. "Aquí me trajeron en tiempos del hambre. Acabé trabajando de panadero en Can Fiol, donde vivíamos en la plaza Quartera hasta que compré solares en Son Peretó, en Son Flo. Toda mi vida he hecho negocios", indica.

Ahora solo vive para dar rienda suelta a su imaginación. "Cuando abra esta galería, no cobraré entrada, solo la voluntad que se destinará para ayudar a los animales". Esa es la voluntad de Tony Aparicio.

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