Memoria, para recordar a los que fueron apartados de la vida, de sus familiares, de su lugar de nacimiento. Memoria para los que por partida doble sufrieron los totalitarismos, primero del franquismo y después del nazismo. Palma se ha convertido esta mañana en una ciudad de memoria. El movimiento 'Stolpersteine', creado por el artista Gunter Demnig en los años 90 para rendir tributo a las víctimas del nazismo, tiene ya sus adoquines en Palma. Catorce placas han sido colocadas en una ciudad que "no quiere olvidar", como ha incidido su alcalde Antoni Noguera.

A primeras horas de la mañana, la primera piedra se cimentaba en el camí de la Vileta, donde fue la última residencia de Miquel Navarro, antes de salir huyendo del franquismo y de ser deportado en 1943 al campo de concentración de Hennebont y que fue liberado dos años después. Le siguieron las placas a José María Aguirre Salaberría, Jaume Rebassa Garcíes, Rafel Xamena Moll, Josep María Juan, Eugenio Balduz Asensio, Josep Roy Rivas. De éstos, fueron asesinados Jaume Rebassa Garcíes, Rafel Xamena Moll, Josep Roy Rivas.

La emoción de los familiares alrededor de la placa del recuerdo se ha ido sucediendo a lo largo del recorrido por distintos barrios de Palma hasta desembocar en la plaza de la Pescateria, el lugar elegido para colocar las siete placas de las personas de las que aún se desconoce su último lugar de residencia en la ciudad. Se trata de Antoni Enseñat, Pere Mayol, Manuel Molina, Gabriel Mora, M. Oliver, Pasqual Mora y Guillem Torrens.

"Todos ellos son los héroes de nuestra ciudad. El franquismo y el nazismo iban contra la diversidad, el feminismo, el aborto, la LGTB. La memoria histórica se plantea para que lo que ocurrió no vuleva a suceder y acabemos con estos mensajes que hoy se están volviendo a escuchar. Hay que cuidar la democracia", ha expresado Antoni Noguera como broche a una mañana donde la emoción ha estallado en lágrimas, en palabras poéticas, en advertencias sutiles y en música. El 'Cant dels ocells' ha sido elegido repetidamente por algunos familiares para honrar a los que les fueron arrebatados por pensar distinto, por estar en el otro lado, por un destino fatal.

Desde hoy, Palma se suma al movimiento internacional Stolpersteine que ya ha colocado más de 70.000 placas en 24 países de Europa.