El incremento del reciclaje de residuos orgánicos, las elevadas temperaturas del verano y las obras de ampliación de la planta de compostaje de Son Reus han provocado que los vecinos de la zona rural de sa Indioteria sufran malos olores en sus casas hasta el punto de tener que cerrar puertas y ventanas porque “el hedor llega a ser insoportable, sobre todo por la noche y la madrugada”, como denuncia una afectada.

La empresa concesionaria del tratamiento de residuos, Tirme, tiene constancia del problema, motivado en gran parte porque “la recogida de materia orgánica está teniendo un crecimiento del 15% anual, ya que cada vez más pueblos la realizan, por lo que las instalaciones se están saturando”, según argumenta la compañía. La planta de tratamiento tiene una capacidad para 32.000 toneladas al año, aunque actualmente está en obras con el fin de duplicar su volumen, de ahí que podrá tratar hasta 64.000 toneladas a partir de principios de 2019, la llamada fase dos de metanización, tal y como detallan desde Tirme.

Los trabajos de ampliación “pueden provocar interferencias en el día a día” del equipamiento y “que se incrementen los malos olores, pese al cierre hermético y los muchos años de mejoras en la depuración de los gases”.

Los afectados se han puesto en contacto con la asociación vecinal de sa Indioteria y con la de Son Sardina debido a que el pasado verano tuvieron un problema de hedores similar. La concesionaria afirma que la situación es distinta, ya que “en Son Sardina provenían de los vertidos que se realizaban en el alcantarillado por parte no solo de Tirme, sino también de Emaya y del polígono industrial cercano”. Según dicen, la empresa “ya no vierte aguas residuales al alcantarillado, sino que las que se depositan en el tanque de homogeneización se trasladan con los llamados camiones-chupona a la depuradora directamente. Es más caro, pero se evitan problemas de malos olores”, concluyen.