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Crónica de antaño

De Sant Llorenç a Son Sardina

El antiguo camino de Passatemps (en la imagen) atraviesa de norte a sur el territorio de Son Sardina. m. garau

En el término municipal de Palma hay una serie de poblaciones separadas considerablemente del centro histórico de la ciudad y que poseen por sí mismas una larga historia. Son Sardina, es sin duda una de las más destacadas. Situada al norte del municipio, entre las carreteras de Valldemossa y Sóller, está compuesta por un núcleo urbano, rodeado de fértiles campos y algunas fincas rústicas. Visto desde el aire, el territorio de Son Sardina describe un triángulo que es atravesado de norte a sur por el antiguo camino de Passatemps.

Siempre fue un misterio el topónimo 'Son Sardina', pues no se conocía ninguna familia con este apellido. El secreto fue desvelado hace unos pocos años por Gaspar Valero al publicar un trabajo sobre esta localidad: "La recerca documental ha tengut moments tan gratificants com la descoberta del patriarca de Son Sardina, Francesc Reixach àlies Sardina". Efectivamente, este " pagès benestant" del siglo XV fue quien dio nombre al predio de Son Sardina que a su vez, sería el núcleo primigenio de la población palmesana. Así pues, este topónimo se remonta al siglo XV, aunque para encontrar los orígenes de este lugar debemos retroceder todavía algunos siglos más.

Efectivamente hay una denominación más antigua para referirse a este lugar: Sant Llorenç. Algunos historiadores advierten que este nombre procede de la Alta Edad Media mallorquina, es decir, sería un topónimo preislámico. Hay otros casos en Mallorca como Sant Martí de la Cova, en Alcúdia; Sant Vicenç de Pollença, Santa Ponça de Calvià? Algunos autores, en cambio, consideran que Sant Llorenç no sería otra cosa que una mala traducción al mallorquín medieval de un antiguo topónimo árabe. En todo caso, se trata de una denominación muy antigua y aparece claramente ya documentada en el siglo XIII, incluso en el libro del Repartiment, de 1232: "Palma alta, en lo terme de Sent Lorens". Desgraciadamente, de las antiguas casas de esta alquería, hoy solo quedan unas ruinas en el solar situado en la intersección de la carretera de Sóller, Camí dels Reis y Camí de Passatemps.

El 5 de julio de ese mismo año se documentan los primeros propietarios de los terrenos de Sant Llorenç. Se trata del noble Guillem de Mogoda que cedía la finca Jaffia a Bernat d'Olzet, la cual estaba en el término de sancto Laurencio. El territorio de Sant Llorenç tenía dos importantes señores feudales: el monasterio cisterciense de la Real y la Orden del Temple (o Casa Sagrada del Temple). Unos de los primeros habitantes de este lugar están documentados en el mes de enero de 1256: " Bernat de Cardona i Catalana sa muller", habitantes de Sant Llorenç. Este matrimonio recibió unas tierras que Gaspar Valero identifica con la actual finca de Son Togores (EMAYA). A finales del mes de setiembre de ese mismo año, Pere Despuig (oriundo de Vic) recibió de su señor feudal los derechos de explotación del rahal Alfaquim, lugar hoy identificado con la finca de Son Pont de la Terra. Todos estos nuevos habitantes de las tierras de Sant Llorenç fueron consideradas personas con suerte pues recibían unas tierras de calidad y que estaban proveídas de mucha agua, gracias al paso de tres importantes acequias: la de la Font de la Vila (o acequia Real o de Ayn al-Amir, es decir, Fuente del Emir); la d'en Baster (o de Canet); y la de Mestre Pere (o de Xilvar). La existencia de estas canalizaciones provocó el asentamiento de molinos harineros que aprovechaban la corriente del agua para generar la fuerza motriz. José María Quadrado llegó a documentar sesenta molinos trabajando solo en esas tres acequias. Esta circunstancia explica que durante mucho tiempo, el territorio de Sant Llorenç fuese habitado esencialmente por hortelanos y molineros.

A partir de sus investigaciones, Valero propone que los orígenes de la finca de Son Sardina deben buscarse en el antigua viña y honor de G. Sacosta, documentada hacia el año 1343. La misma que en 1401 fue de Pere Sacosta. En el siglo XIV también se documenta la compra de la antigua alquería musulmana Ayn al-Amir (Fuente del Emir) por parte de Pere Espanyol i de Puigdorfila. Esta alquería con el tiempo sería conocida como Son Espanyol de la Font de la Vila. O la finca de Son Castell (1398) que posteriormente sería conocida como Son Pacs. En esa época ya existía el camino de Passatemps que atravesaba todo Sant Llorenç y llegaba hasta Bunyola, pasando por la finca de Raixa.

Como ya se ha advertido, el origen del topónimo Son Sardina se documenta en el siglo XV en uno de los libros de la Curia del Temple. "El 9 de septiembre de 1457 el rahal que muy pronto se conocería con el nombre de Son Sardina fue establecido por Violant, esposa del magnífico Joan Dezcallar, a favor de Francesc Reixach, alias Sardina, payés". Pocos años después la finca pasó a manos de la familia Brondo y luego a la de Santjoan, pero el nombre de Son Sardina permaneció y fue respetado hasta el día de hoy. Ya en el siglo XVI, en 1537, se subastó la finca denominada Son Costurer la cual confrontaba con el camino de Valldemossa, la cual finalmente fue adquirida por Pere Ripoll de Deià, por lo que desde entonces sería conocida como Son Ripoll.

Siempre siguiendo el trabajo de Valero, sabemos que en 1581 Son Togores, Sant Llorenç y Son Sardina eran propiedad del caballero Jordi Nunis de Santjoan que, al morir sin sucesión, declaró heredero a su sobrino Mateu de Togores y Santjoan. De esta manera, la antiquísima Casa de los Togores entraba a formar parte de la historia de Son Sardina. En 1590 Bernardí de Togores estableció las casas y una parte de la finca de Son Sardina al canónigo Pere Abrines.

Como dato curioso, ya en el siglo XVII Pere de Santacília y de Pacs, jefe de la alianza de los Canamunts (recuerden las banderías entre Canamunts y Canavalls), hijo de Miquel de Santacília y de Togores, y de Margalida de Pacs y Burgues, se convirtió en propietario de Son Pacs, al heredarla de su madre.

A mediados del siglo XVII la finca de Son Sardina había pasado a ser propiedad de Antoni de Verí i Desbrull que la estableció entre diferentes payeses,que como era habitual eran principalmente hortelanos y molineros. Por ejemplo en abril de 1646 estableció 13 cuarteradas a Ramon Ramon en las que se incluían las cases de los principales del predio: " raphalli mei vocati Son Sardina [...] domus maiorum eiusdem raphalli quod scituatur in termino presentis civitatis sub alodio Sacra Domus Templi". O al mes siguiente, Verí estableció a Maties Guerau otra parcela de la finca que con el tiempo se convertiría en Can Guillot. O en 1688 Joan Vich adquirió una finquita de dos cuarteradas del sur de Son Sardina que confrontaba con Son Pont de la Terra, y que sería conocida como Son Terrola.

En definitiva, lo que es importante destacar es que a partir de la segunda mitad del siglo XVII, la finca de Son Sardina se fue parcelando y muy pronto se convirtió en una aldea (" llogaret") de molineros, hortelanos, jornaleros, carpinteros... Ello explica que en 1708 se iniciasen las obras de un oratorio filial de la parroquia de San Jaime de Palma. Durante el siglo XIX la localidad siguió creciendo. A los oficios tradicionales existentes se añadieron picapedreros, zapateros e incluso una fábrica de tejidos propiedad de los herederos de Can Ribas. A finales del siglo XIX Son Sardina ya se había convertido, en lo que es hoy, un pueblo con historia.

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