Los vecinos denuncian que era cuestión de tiempo. El incendio del jueves en el pulmón verde de Ciutat impactó a los palmesanos, aunque la asociación vecinal de Son Armadans ya advirtió a Cort de que podía ocurrir en cualquier momento debido a las prácticas que se realizan en el bosque en la oscuridad de la madrugada. "Los fines de semana por la noche hay jóvenes que se dedican a saltar la verja de Bellver para meterse en el interior y hacer botellón. Luego dejan por ahí tiradas las botellas de cristal y el resto de porquería, por lo que si no se limpia rápido es una bomba de relojería", como afirma la presidenda del barrio, Catalina Llompart.

También advierte de que "se han encontrado velas usadas" y recuerda que "hace años incluso había una caseta construida con maderas donde se hacía vudú". Aunque esta cabaña ya no existe, añade, no descarta que se sigan organizando actividades de este tipo u otras por parte de incívicos que dañan el bosque. Asimismo, los residentes tienen constancia de que "hay bandas latinas que se citan en Bellver para pelearse", las mismas que acuden a alguna de las discotecas de las calles Joan Miró y Federico García Lorca y cuyo alboroto impide conciliar el sueño a los vecinos.

Cort, informado

La entidad que preside Llompart ha enviado a Cort multitud de quejas sobre estos problemas y se ha reunido con la concejala del distrito de Ponent y de Seguridad Ciudadana, Angélica Pastor. La responsable de la Policía Local y su asesor de barrio tomaron nota de todo y les reconocieron que "hay un repunte de bandas", pero este asunto es "competencia" de la Policía Nacional, por lo que les remitieron a ellos. Tras hablar con los responsables de los agentes del Estado, "hubo una actuación policial, pero después nunca más se supo", critica la portavoz de los vecinos, quien recuerda que la prohibición del botellón en la zona sí corresponde al equipo de gobierno municipal.

Los residentes de El Terreno, el otro barrio colindante al bosque de Bellver, también están hartos del ruido nocturno, las peleas y el botellón, como ya denunciaron en invierno con pancartas en sus balcones, un problema que ha empeorado en verano. Además, el pasado mayo, vecinos habituales del pulmón verde alertaron de que la basura se acumulaba en las papeleras desde hacía semanas, por lo que el riesgo de incendio era mayor con tanta porquería acumulada. El problema duró al menos un mes debido a que la empresa municipal Emaya y el área de Parques y Jardines de Cort se culparon mutuamente sobre quién tenía que recoger dichos desperdicios.

Del mantenimiento general del bosque se encarga la empresa contratada por Infraestructuras y, tal como manifestaron el jueves fuentes de Bomberos de Palma, Bellver se encontraba muy limpio de rastrojos. Por el contrario, la principal dificultad que tuvieron los equipos de extinción del fuego fue la extrema sequedad en la que se halla el bosque.

Presión humana

A las incursiones nocturnas para hacer botellón y la sequedad de la vegetación se suma una "intensa presión humana". Lo advierte el diagnóstico del plan de gestión de Bellver que pretende implantar el Ayuntamiento con el objetivo de evitar que casi la mitad del bosque esté degradada en 30 años si no se adoptan medidas correctoras. El citado documento señala que los usuarios "ejercen una gran presión sobre los caminos naturales y las áreas de estancia, deteriorando con el pisoteo las zonas vegetadas adyacentes, ensanchando los senderos y disminuyendo su cobertura vegetal, acentuando la erosión y degradación del suelo", tal como especifica el plan en el apartado sobre el uso recreativo que se realiza.

Las actuaciones a desarrollar deben ser tanto preventivas como correctivas, añade, y entre ellas se encuentra llevar a cabo una labor informativa, educativa y de concienciación para que haya un "mayor respeto al entorno". Si lo consiguiesen, se desactivaría la bomba de relojería del corazón verde de Ciutat.