La concejalía de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Palma va a intensificar las inspecciones a los puestos de venta del mercado de Santa Catalina con el fin de paliar el repunte del fenómeno del determinado tardeo, que provoca, además de la ocupación excesiva de la vía pública, problemas de ruido y de acceso a las instalaciones.

La concejala Antònia Martín ha explicado que una de las soluciones que se barajaron en su momento con el fin de atajar este problema consistió en el adelanto del cierre del mercado, pero fue descartada por la Unión de Usuarios, que es la agrupación de vendedores que lleva la gestión el mercado municipal.

De esta forma, además de la información que se proporciona a los clientes relativa a la prohibición de que se consuman productos y bebidas alcohólicas en lugares alejados de los dos bares existentes en el recinto y de los puestos de venta de comidas preparadas, se deberá incrementar la seguridad en el interior de las instalaciones. La concejala recuerda que lo anterior es una responsabilidad de la Unión de Usuarios, por lo que, probablemente, deberá contratar guardas privados con el fin de hacer cumplir la normativa.

La vigilancia exterior corre a cargo de la Policía Local, cuerpo que, desde el año pasado, destina cada sábado un mínimo de tres agentes del Grupo de Actuación Preferente (GAP) a la vigilancia de la zona. De esta forma, se obligó a los bares de las inmediaciones del mercado a abrir a partir de las cuatro de la tarde en lugar de a las dos, además de controlar el exceso de ocupación de la vía pública.También se controló el botellón que se realiza en la zona próxima de la plaza del Vapor.

Según fuentes de la Policía Local, en mayo del año pasado los sábados por la tarde se impusieron 42 multas en la zona de Santa Catalina por beber en la vía pública, lo que supone sanciones de hasta 1.500 euros, mientras en noviembre de este mismo año las multas por este concepto habían descendido notablemente, puesto que solo se impusieron 5.