Las malas hierbas tienen mala fama entre los agricultores y los jardineros, porque crecen entre sus tomates y rosales, aunque el etnobotánico Joan González asegura que "son una increíble despensa silvestre". Para buscar estas plantas, muchas de ellas comestibles, no hace falta salir de la ciudad, ya que los parques, alcorques, parterres e incluso las aceras están llenas de ellas. Los 20 participantes en el taller que el especialista ofrece hoy por el centro descubrirán los muchos nutrientes de las mal llamadas "malas hierbas".

La primera edición en Palma del paseo botánico, cuyas plazas se agotaron enseguida, servirá para aprender a reconocer, por ejemplo, un rábano silvestre, que "es muy afrodisiaco y estimula la temperatura corporal". Muchos saben qué son las vinagrellas, pero tal vez ignoran que "tienen vitamina C, son muy refrescantes y antioxidantes".

En el parque de ses Estacions, una de las despensas urbanas, también hay lechugas, acelgas, margaritas -que "son comestibles antes de que aparezcan flores"-, cervinas pequeñas, mostaza -o "rabanissa groga en catalán, por su sabor parecido al rábano"-, tréboles -"una gran fuente de proteínas"- e incluso bledos, "mal conocidos por la expresión: 'Me importa un bledo', pese a que nos deberían importar, ya que son muy nutritivos", tal como destaca el experto.

A quien llaman Joan de ses Herbes afirma que en Mallorca hay 1.200 plantas silvestres, de las que él conoce 900 y, de ellas, más de 400 son comestibles. Su pasión por las plantas nació en el bosque, "buscando setas", y se empezó a documentar de forma autodidacta, sobre todo con la página web de la Universitat http://herbarivirtual.uib.es, que "es una joya". Explica que prueba todas las plantas comestibles "para contrastar la teoría con la naturaleza" y también las cocina "según las técnicas culinarias que necesiten", detalla.

Además de etnobotánico, es gastrobotánico y colabora con reconocidos chefs, como Víctor García, Andreu Genestra, Marc Fosh y Fernando Arellano. "Ellos buscan sabores intensos, pero también que estas plantas sean estéticamente agradables, por lo que a veces incluyen flores, que tienen sabores suaves".

El trabajo de González es su pasión, y su objetivo, que quien esté interesado "tenga una mayor autonomía para alimentarse. Me gustaría que la gente aprendiese a reconocer lo que nos regala la naturaleza y no utilizase tanto el dinero para comer". Recuerda que "la humanidad ha vivido de este modo durante milenios, ya que es lo natural, pero nos hemos olvidado y ahora mucha gente se sorprende de que haya un taller de hierbas silvestres en Palma, pese a que están por doquier". Dado el éxito del primero, hará más paseos, que irá anunciando en la página de Facebook Plantas Silvestres Comestibles.