No es infrecuente que por Sant Sebastià llueva y haga frío. Y ayer se cumplió la tradición. La Revetla del día del patrón fue una de las más gélidas de los últimos años y con el constante peligro de que en cualquier momento los actos tuvieran que suspenderse por motivo de la lluvia, algo que no ha ocurrido desde hace quince años, cuando se decidió cubrir los escenarios de las actuaciones musicales con toldos. Y ayer tampoco sucedió.

No obstante, la constante amenaza de lluvia y de mal tiempo a lo largo de todo el día provocó un descenso espectacular de participantes en la Revetla de anoche en relación a la del año pasado, que fue una de las más participadas de la última década.

También fue una Revetla dispersa, puesto que solo seis de las ocho plazas en las que el Ayuntamiento había programado conciertos, estaban situadas de Avenidas hacia adentro.

Se estrenaron en esta edición la plaza Porta de Santa Catalina y Jacint Verdaguer. Una tendencia a la dispersión de la Revetla que el actual equipo de gobierno pretende potenciar en los próximos años.

Prueba de que la víspera de Sant Sebastià se extiende a toda Palma es la avalancha de solicitudes de ocupaciones especiales de la vía pública que ha recibido este año el departamento de al Función Pública de Cort para la víspera del patrón para organizar foguerons y torradas por parte de asociaciones de vecinos, entidades ciudadanas y agrupaciones juveniles.

Ayer había 56 autorizaciones concedidas a asociaciones vecinales en toda la ciudad, a las que se añaden otras 40 de otro tipo a entidades, entre clubs d'Esplai y agrupaciones de Escoltes, como la de Eladi Homs, y seis de partidos políticos. Todo ello sin contar las 199 solicitadas y concedidas a bares y restaurantes para que pudieran realizar sus particulares revetles en la vía pública.

Muchos de los mostradores que estos bares sacaron a la calle estuvieron casi vacíos al menos al principio de la velada. Toni Sánchez del bar de la plaza Santa Eulàlia comentaba al filo de las nueve y media de la noche con ironía que esperaba recaudar al menos los 18 euros que le había costado la tasa municipal.

El Drac de na Coca fue el encargado de encender por quinto año consecutivo la hoguera de la Plaza Major, acto con el que se dio por iniciada oficialmente la revetla. El sus oficial coincidió prácticamente con el reinicio de la fiesta alternativa de la cofradía de Sant Sebastià frente al bar Can Vinagre.

La actuación de los Castellers de Mallorca, que debía producirse a partir de las seis de la tarde, fue sustituida, por un malentendido con los horarios, por un espectáculo de animación infantil y la música en vivo del grupo Flanders. Se mantiene, no obstante su actuación prevista el sábado antes del correfoc.

Mientras familias y centenares de ciudadanos esperaban la réplica del mítico dragón, pudieron contemplar el pasacalles de los gegants payeses de la Sala, Tomeu y Margalida, acompañados de los xeremiers, los gegantons, dos pequeños diablos y los cabezudos que representan a personajes populares como Esxperdenyeta, en Pere de sa por, la Jaia y el moix y la rata.

Bailaron en la plaza Major con el grupo Al-Ryad y regresaron a la plaza de Cort para dar paso a la salida del Drac de na Coca acompañado en esta ocasión solo por la batucada. Poco después del encendido del fogueró Al-Mayurqa comenzó su actuación mientras los centenares de personas congregadas en la plaza Major tomaban posiciones junto a las barbacoas, dos de ellas veganas.

Hubo también un momento para la reivindicación y la protesta, como la protagonizada por varios activistas de Stop Desnonaments, que desplegaron una gran pancarta en la plaza Major. La paraguaya Julia López, junto con su amiga Deivis Herrera, mandó fotos de la torrada a Asunción, mientras que Juan Narváez, con toda su familia, acudió por décimo año consecutivo a la torrada de la plaza Major sin que, en esta ocasión al contrario que en otras ediciones, tuviera problemas para ocupar un espacio bajo los soportales.