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Trama corrupta

El policía local condenado por patear a un detenido dirige un grupo operativo

El oficial, que fue sentenciado a un año y medio de cárcel y tres de inhabilitación, está siendo investigado por el amaño en los exámenes

Agresión con patadas del oficial de la Policía Local a un detenido indefenso.

­El oficial de la Policía Local de Palma, Antonio G.M., que fue condenado por agredir a un detenido propinándole varias patadas y puñetazos mientras permanecía esposado a una silla en el cuartel de San Fernando, ha regresado al servicio activo. En la actualidad ocupa su plaza en la Unidad de Intervención Inmediata (UII), pese a que la Audiencia de Palma lo condenó a un año y medio de cárcel y a tres años de inhabilitación para desempeñar su cargo de policía. La sentencia no es firme, por cuanto el policía ha recurrido la condena ante el Tribunal Supremo, lo que ha evitado que esta decisión judicial se ejecute. Y mientras la sentencia se revisa en Madrid, este policía está en estos momentos dirigiendo una unidad de este grupo especial de intervención, dada su condición de oficial. Además el pasado viernes tuvo que declarar en el juzgado ya que también se le investiga porque se sospecha que logró el ascenso a oficial con trampas, al copiar en las oposiciones internas que se convocaron en el cuartel de San Fernando.

Los hechos por los que Antonio G.M. fue condenado se cometieron en el mes de mayo de 2011. Esa madrugada un conductor que había protagonizado un incidente en la calle con unos policías fue llevado al cuartel de San Fernando. El joven estaba ebrio. Fue cacheado y como medida de seguridad se le esposó a un asiento que estaba fijado en el suelo. A pesar de que estaba sentado en una posición en la que no podía defenderse, el policía local, que además es experto en artes marciales, le propinó una primera patada, que le alcanzó la cabeza. Acto seguido le lanzó una segunda patada también en la cabeza y una tercera con menor fuerza. A continuación de las patadas pasó a los puñetazos, propinándole también varios golpes. El detenido se había quejado de que las esposas le estaban provocando un intenso dolor en ambas muñecas. Este incidente fue presenciado por otros policías locales que esa noche estaban de servicio y que no hicieron nada, no solo para evitar la agresión, sino sobre todo para que su compañero no continuara golpeando a un detenido indefenso. La agresión fue grabada por la cámara instalada en esta área de detención del cuartel. En la grabación se observa cómo uno de estos compañeros, al darse cuenta de la cámara, gira el objetivo y lo dirige hacia otro ángulo. La grabación se convirtió en una contundente prueba que demostraba el episodio de torturas cometido en el propio cuartel de la Policía Local de Palma.

Antonio G.A. ha podido reincorporarse a su antiguo destino porque nunca se inició ningún expediente disciplinario contra él. Al igual que han hecho otros policías detenidos por prácticas corruptas, este oficial logró la baja médica poco después de ser denunciado. Y desde entonces ha ido enlazando las bajas, hasta que hace pocos días, aprovechando precisamente que la condena impuesta por la Audiencia no es firme, ha podido reincorporarse a su antigua unidad policial. No solo recupera su condición efectiva de agente de la autoridad, con el derecho al uso del arma reglamentaria, sino que puede proceder a una detención, u ordenar que se practique, cuando lo considere necesario.

La concejala de Seguridad Ciudadana de Palma, Angélica Pastor, reconoció ayer que tuvo conocimiento el pasado viernes de la situación de este policía condenado por agresión. Ese día el funcionario policial fue llamado a declarar por el juez Manuel Penalva, que le estuvo preguntando por el amaño de las oposiciones internas. El propio oficial confirmó que había vuelto a incorporarse de nuevo a la Policía.

Pastor confirmó también que, pese a la gravedad de este episodio de torturas cometido en un espacio oficial como es el cuartel de San Fernando, el Ayuntamiento de Palma no pudo tomar ninguna medida disciplinaria contra este funcionario. Y ello debido, precisamente, a que el oficial de la Policía Local acudió al médico y logró que le firmara un certificado oficial de incapacidad laboral transitoria. Además, posteriormente, consiguió que el facultativo fuera firmando los sucesivos partes de baja. No solo ha evitado que internamente se pueda tramitar contra él un expediente disciplinario, sino que también ha venido percibiendo el sueldo prácticamente íntegro.

La concejal de Seguridad Ciudadana admitió que se está revisando su situación. La sentencia que le condenaba a cárcel e inhabilitación no es firme, y al no haberse abierto en su momento ningún expediente sancionador, no se ha podido evitar que este oficial se reincorpore a su plaza en las UII de la Policía.

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