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Palma a Palma

Cabrera a lo lejos

Cabrera a lo lejos

Se ha hecho famosa la afirmación de Santiago Rusiñol cuando describe el horizonte de la bahía desde el Terreno: "Allò llunyà, es cap Enderrocat, i allò que no es veu és Cabrera". Sentencia que se repite una y otra vez en folletos y artículos turísticos. Injustificadamente. Porque el autor de L'Illa de la calma exagera al asegurar semejante cosa. Cabrera suele verse desde Palma.

Diríamos que se trata de uno de los grandes atractivos de esa lontananza atisbable desde algunas partes de la ciudad. No todas, por supuesto. Pero que en determinados días de buena visibilidad nos permite distinguir perfectamente el perfil diminuto de sa Conillera, el de Cabrera Gran, y algunos de los islotes que forman el subarchipiélago.

Cabrera, vista desde Palma, es una incitación al misterio y al pasado. No hay paradoja más grande que pensar en que la tierra cabrerense forma parte, desde el punto de vista jurídico, del municipio de Palma. Y se encuentra dentro de la parroquia de Santa Creu, para más señas. Sin embargo, nada más lejos de las calles con gente, coches y tiendas, que la isla de las cabras. Solitaria, ensimismada, enfrentada al mar y al cielo. Con rincones que parecen vivir todavía en el siglo XIV.

Cabrera en el horizonte nos recuerda la historia. Las épocas de piratas, invasores y desastres. Cuando desde allá se daba la alarma con unas tenues columnas de humo. Nos recuerda las navegaciones precarias, las hambrunas, las epidemias. Es como un recordatorio permanente de esa naturaleza que en la isla grande se ha ido domesticando: las cuevas marinas, las elevaciones solitarias, los faros desolados, los golpes de mar en los bufadors, el olor a salitre, el guiño nocturno del faro de Enciola...

La Cabrera nocturna, la Cabrera tormentosa, la Cabrera escondida muchas veces en la neblina del horizonte. Cuando aparece por fin, como una isla fantasma, es como si pudiésemos ver un pedazo del pasado allá lejos.

Conservando muchas sensaciones y vivencias que en Mallorca nos son difíciles de rescatar.

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