"Independentistas, a la fosa". "Payasos" gritaron ayer algunos de los participantes en el acto de homenaje a "los caídos por España" frente al monolito de sa Feixina. Dos personas habían desplegado una bandera republicana. El gesto molestó a unos cuantos, incluso uno de ellos le dio un puñetazo al joven que portaba la bandera tricolor. No molestaba, sin embargo, la bandera de la Falange, que ondeaba sin recato por quien no dudó en subirse al monolito, en un atentado al mobiliario urbano.

El acto, que había sido convocado por la asociación Hazte Oír, muy cercana a las posturas más conservadoras, contó con la presencia y apoyo de la Fundación Círculo Balear (FNCB), cuyo presidente Jorge Campos llegó a responsabilizar de estos incidentes "protagonizados por elementos de extrema izquierda" a "los integrantes del gobierno tripartito PSOE, Podemos y Més, reabriendo viejas heridas y conflictos ya superados".

No parecen estar muy superados cuando se le dio un puñetazo a quien portaba la bandera de la Segunda República o que no dudó en enviar a las fosas a los independentistas. El lenguaje siguió subiendo de tono cuando se amenazó al actual gobierno municipal de ir "en peregrinación" a sa Feixina cada año si tiran el monolito.

"Hay que respetar la memoria y el recuerdo de todas las víctimas, fueran del bando que fueran. Están creando un problema donde no lo había", acusó Campos.

En el acto de tributo a los caídos de las fuerzas franquistas en el Baleares, se vio a la política del Partido Popular, Aina Aguiló, clara defensora de las posturas más ultramontanas de su grupo político que, ayer, sin embargo, quiso asistir al acto de homenaje a los represaliados por el franquismo en el Muro de la Memòria, afuera del cementerio de Son Valentí.

Precisamente, a la misma hora que en la explanada de sa Feixina se vivían algunos momentos de violencia y de gran tensión, incluso entre los que acudieron a favor de mantener en pie del monolito pero que criticaron las formas agresivas de algunos participantes en el homenaje, se pedía el derribo del monumento.

"La ciudadanía está preparada para el cambio. Vamos a exigirles a las autoridades que se derribe la Feixina. El fascismo no se vota. Derribar este monumento es una victoria de la ciudadanía", expresó Miquel Mascaró, de Memòria Històrica. Su presidenta, Maria Antònia Oliver, vestía una camiseta que no dejaba dudas. Se leía: Sa Feixina, neta ja! En el recuerdo de los asesinados por la represión franquista, Oliver incidió en "derribar un monumento fascista".

Pese al deseo de concordia que se concitó en torno a Tots los Sants, y que quiso representar de manera paradójica Marisé Fernández-Segade, quien no dudó en situarse en primera línea para el posado fotográfico de la corporación municipal en el Muro de la Memoria a las 10 de la mañana, y dos horas después, hacer lo propio con los líderes de Hazte Oír y el Círculo Balear, Juan José Tenorio y Jorge Campos, respectivamente, a los pies del monolito se comprobó que las viejas heridas no se han cerrado. La Transición está llena de huecos por los que brota aún la sagre. Los organizadores aseguraron que, al concluir el acto, su ofrenda floral fue lanzada al estanque.

"De todas las historias de la Historia, la más triste sin duda es la de España", escribió el poeta Jaime Gil de Biedma. Cincuenta años después, un monolito nos pone en guerra.